Los dos escaños que su partido sacó en las europeas obligan a la cadena a tratarle con imparcialidad, pese a la ola de críticas.

La BBC siempre había mantenido su política de no dar voz a aquellos cuyas ideas pueden interpretarse claramente como letales comentarios racistas o extremistas. Pero el pasado mes de junio se topó con un gran dilema: ¿Qué pasa cuando estos personajes forman un partido político y son elegidos democráticamente por el pueblo? La respuesta quedó clara ayer cuando se confirmó que la  pública ha invitado este otoño al Partido Nacional Británico (BNP, por sus siglas en inglés) a participar en su programa estrella.
La formación asegura que no es un grupo antisistema, pero sus estatutos impedían hasta hace poco afiliarse a cualquier persona que no sea blanca e insisten en terminar con la inmigración y restaurar la pena de muerte para pedófilos, asesinos en serie y terroristas.
Su líder, Nick Griffin –que asegura que Hitler «quizá había ido demasiado lejos» o que la inmigración ha convertido a Reino Unido en «un agujero del infierno»– nunca había tenido un micrófono abierto en la cadena, pero cuando  en las pasadas  europeas consiguió dos escaños, ante el asombro de todos, los directivos se convencieron de que el político había entrado en el club.

30 años de imparcialidad
La decisión de ponerle una silla en «Question Time» ha creado una gran controversia. El espacio, donde los políticos contestan las preguntas del público, lleva treinta años en antena, por lo que la repercusión de cada una de sus palabras será máxima. A pesar de las críticas, uno de los consejeros de la cadena defendió que la BBC está obligada a tratar a «todos los partidos políticos con registro ante la Comisión Electoral con la debida imparcialidad», por lo que no han tenido más remedio que invitar a Griffin.
Es sabido en todos los mentideros que al primer ministro británico, Gordon Brown, la decisión le ha causado gran indignación, pero desde Downing Street no se hizo ayer ningún comentario. El Laborismo siempre se ha negado a participar con cualquier plataforma que tuviera al BNP, pero ahora se han puesto a buscar a un representante ya que, según una fuente, «no dejarán que en ese debate exista una silla vacía simbolizando al partido». Martin Salter, uno de los altos cargos de la formación, que siempre se ha mostrado muy crítico con Griffin, describió la decisión de la BBC de «lamentable», pero apuntó que «se tenía que lidiar con el mundo tal como es».
Después de que el ministro del Interior, el de Comunidades y el de Gales se hayan negado en rotundo en acudir al programa, el titular de Justicia, Jack Straw, se perfila como un posible candidato. A pesar de que la BBC ha recalcado que quiere que el día de la emisión sea una «edición rutinaria», se espera una avalancha de manifestantes para la ocasión. No sería la primera vez que cumplen su palabra. Desde que ganó las elecciones, la imagen de Griffin atacado por una oleada de huevos en cada una de sus apariciones públicas viene siendo de lo más habitual.