Los buenos vándalos
ABC, , 09-09-2009Esto sí que es nuevo. Decenas de jóvenes se enfrentan a la Policía en un pueblo de Madrid y no salen los líderes progres a alertar sobre las «causas del conflicto». He aquí que por primera vez todos estamos de acuerdo en que los energúmenos de Pozuelo son eso, energúmenos a secas. Y no activistas que protestan contra el sistema y sus injusticias, víctimas de los abusos del Estado, de los capitalistas, de nuestros errores.
Y es que Pozuelo es un pueblo acomodado, que si llega a ocurrir en una zona pobre de Madrid, otro gallo cantaría. Como ha cantado en otros lugares de Europa donde tipos que han protagonizado altercados semejantes o mucho peores han sido saludados y justificados como activistas sociales por una significativa parte de la élite intelectual y política de Europa. Por eso sus actos de vandalismo duraron y se reprodujeron. Porque encontraron amparo social.
Así pasó en los disturbios de la banlieu de Paris en 2005. O en los de Atenas de hace un año. Merece la pena repasar, por ejemplo, las crónicas de Wikipedia sobre ambos asuntos. He ahí un estupendo compendio del buen vándalo. Resulta que el salvajismo parisino fue producto de la muerte de dos chicos (accidental, por cierto) en una persecución policial y que Sarkozy exacerbó el descontento con sus declaraciones. Y luego están las causas sociales, claro está. Todo un amplio listado que, en el capítulo sobre Grecia, se adapta a la circunstancia de que allí no eran ni pobres ni inmigrantes ni de los suburbios. Pero sí buenos y honorables chicos.
Como los de Lekeitio, los que agredían a la Ertzaintza mientras los de Pozuelo atacaban a la Policía. También han encontrado amparo. En el PNV, que achaca la barbarie juvenil al clima de tensión por la retirada de fotos de terroristas y la prohibición de manifestaciones etarras. Allí, como en Atenas y Paris, no son energúmenos, son activistas.
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