La 'isla de los famosos' de EEUU habla portugués
El Mundo, , 02-09-2009Los brasileños son las ‘abejas obreras’ de la exclusiva Martha’s Vineyard Martha’s Vineyard ( EEUU)
La oficina de correos del pueblo de Oak Bluffs, la segunda localidad más grande de Martha’s Vineyard, tiene dos buzones. Uno pone «Oak Bluffs». El otro, «América». La anécdota no sólo pone de manifiesto que los habitantes de la isla en la que Barack Obama estuvo de vacaciones hasta ayer no se consideran parte del continente ni del país al que pertenecen. También que, para ellos, el resto del mundo no existe.
Es una actitud muy arraigada en Martha’s Vineyard, como pudo comprobar el equipo de rodaje que Steven Spielberg se trajo a la isla en 1974 para rodar Tiburón. En un libro, el colaborador del director Carl Gottlieb narra la historia de un isleño que pasó los 85 años de su vida en Martha’s Vineyard, con la excepción de sus primeros días, ya que nació en un barco anclado frente a la isla. Sin embargo, fue despedido en su funeral con un sentido discurso que arrancaba diciendo: «Este querido extranjero al que el mar trajo a nuestras costas
»
Ahora, sin embargo, hay muchos extranjeros en Martha’s Vineyard. Nadie sabe cuántos. Pero probablemente uno de cada cuatro habitantes de la isla es brasileño. Eso supone unas 5.000 personas. De ellas, menos de 1.000 tienen papeles. Son la última hornada de inmigrantes que hablan en portugués, después de la oleada de nativos de las Azores que llegaron aquí en el siglo XIX. Los brasileños se han convertido en indispensables para la isla con el mayor número de actores y políticos por kilómetro cuadrado de Estados Unidos. Trabajan en los barcos, en la construcción, en los restaurantes
Son invisibles, pero están en todas partes. «Los brasileños son las nuevas abejas obreras de Martha’s Vineyard», explicaba a EL MUNDO el padre Michael Nagle, el único cura católico de la isla, que conoce bien a esa comunidad, aunque un número creciente de brasileños se convierten a la iglesia evangélica.
Pero los inmigrantes son unas abejas obreras incómodas. Muchos irregulares son detenidos en controles de policía destinados a descubrir quién no tiene carné de conducir. Un procedimiento que se ha convertido en la clave de la política inmigratoria en la isla y ha levantado una fuerte controversia. El Estado de Massachusetts no reconoce ningún permiso de conducir de fuera de EEUU. Por tanto, los brasileños necesitan sacarse uno nuevo al llegar a la isla. Pero los que son ilegales no pueden hacerlo. Por tanto, si en un control la policía los descubre, corren el riesgo de ser expulsados.
La controversia respecto al permiso de conducir de los brasileños se convirtió en algo muy trágico en enero de 2008, cuando un inmigrante sin permiso de conducir chocó de noche contra Brandy Gibson, una joven de 20 años, que murió en el acto. El accidente desató una oleada de xenofobia y los negocios de los brasileños sufrieron boicots.
Hoy esas tensiones han desaparecido, en buena medida porque la investigación demostró que Jocelyn sobrepasaba el límite de velocidad en 80 kilómetros, e iba borracha y drogada cuando chocó contra el coche del brasileño, que apenas circulaba a 13 kilómetros por hora. De hecho, la mayor parte de los isleños no tiene sentimientos hostiles contra los inmigrantes y en Martha’s Vineyard no hay ningún gueto.
Pero las tensiones siguen por debajo. Ahora los brasileños y los locales compiten más que nunca por un empleo cada día más escaso.
En muchas parejas de Martha’s Vineyard cada cónyuge tiene dos o tres trabajos para sobrevivir a los tremendos precios que provocan las celebrities, en verano, y al colapso de la economía, en invierno. Los habitantes de esta isla de los famosos que creen que no forman parte de Estados Unidos siguen luchando para aceptar plenamente a estas abejas obreras que hablan portugués.
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