Después de mes y medio sin cayucos, dos embarcaciones con quince inmigrantes, uno de ellos fallecido, llegaron ayer a las costas canarias. La primera, con diez personas a bordo, fue localizada durante la madrugada por la Guardia Civil cuando se encontraba a una milla de las playas de Lanzarote. Una patrullera del instituto armado escoltó la nave hasta el puerto de Arrecife, donde los inmigrantes fueron atendidos por la Cruz Roja. Los médicos enviaron a uno de ellos al hospital general de Lanzarote.

La segunda embarcación llegó a Cueva del Trigo (Tenerife), y en ella viajaban cuatro inmigrantes que llegaron sanos y salvos, pero traían el cadáver de un compañero que murió en la travesía.

La muerte del hombre fue lamentada por la consejera de Bienestar Social del Gobierno de Canarias, Inés Rojas, quien dijo esperar que estos desembarcos no sean el preámbulo de «un repunte» en la llegada de inmigrantes.

Estas dos embarcaciones son las primeras que llegan a las islas desde mediados de junio. La consejera explicó que esta «sequía» de pateras está motivada «por la política de contención que se ha llevado a cabo en el origen». Efectivos de la Guardia Civil patrullan desde hace dos años las costas de Mauritania y Senegal para impedir la salida de embarcaciones fletadas por las mafias de la zona.

Rojas denunció el drama de la inmigración irregular y se preguntó si los que llegaron ayer «son todos los que partieron» ya que es posible que «haya más muertos» que fueron arrojados al agua. La consejera reconoció que las autoridades desconocen «cuántos irregulares se han podido quedar en el mar» en las innumerables travesías de las que nunca se tiene noticia.