El primer ministro se reúne hoy con Bertone en L¿Aquila, la ciudad italiana arrasada por el terremoto

Berlusconi intenta acercarse al Vaticano

La Razón, 28-08-2009

roma – Recuerda «The Economist» en su número de hoy que los gobiernos italianos que se enfrentan a la Iglesia no sobreviven mucho. Si esta vieja tradición política sigue viva hoy, el Ejecutivo de Silvio Berlusconi tiene de qué preocuparse: desde hace unos meses «Il Cavaliere» y sus ministros mantienen continuos enfrentamientos con la Conferencia Episcopal Italiana (CEI) e incluso con importantes exponentes del Vaticano. Este periodo caliente podría tener fin en la cena que Berlusconi tiene hoy con el secretario de Estado vaticano, el cardenal Tarcisio Bertone. Ambos participan en la fiesta del Perdón de L¿Aquila, en la ciudad devastada por el terremoto de la pasada primavera. La celebración fue instituida por el Papa Celestino V en 1294 y contempla el perdón de todos los pecados a quien entre en la basílica de Collemaggio del 28 al 29 de agosto. Para conseguir la indulgencia hay que estar arrepentido y haber confesado los pecados. Los divorciados, como Berlusconi, no pueden expiar sus faltas ya que su condición les imposibilita para recibir la comunión. A pesar de este contratiempo, el primer ministro tiene puestas grandes esperanzas en su viaje a L¿Aquila para recomponer su relación con la Iglesia. El Gobierno italiano y la CEI habían mantenido hasta esta primavera una relación cordial, reforzada por la postura del Ejecutivo en casos como el de Eluana Englaro. La separación de Berlusconi de su segunda mujer y sus supuestas relaciones con prostitutas han acabado con esta sintonía. Ni al Vaticano ni al clero italiano le han gustado nada estos escándalos. El primero ha guardado silencio pero el segundo no ha tenido más remedio que intervenir, pidiendo a los políticos transalpinos «un estilo de vida más sobrio y respetuoso con la moral y con la ética». La relación se ha terminado de torcer a cuentas de la inmigración, frente a la que el Ejecutivo se muestra inflexible. La muerte de 73 clandestinos que intentaban llegar a Italia ha provocado un cruce de declaraciones esta semana entre el Gobierno y la Iglesia de una dureza nunca vista hasta ahora. Los más radicales han sido los políticos de la Liga Norte. Uno de los miembros de esta formación ha tachado de «comunista» a un miembro de la Curia mientras que su diario ha pedido que se revise el Concordato entre Italia y la Santa Sede.

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