El hombre negro de un anuncio de Microsoft se convierte en blanco en una versión aparecida en Polonia

El Periodico, 27-08-2009

Bien podría ser uno de esos pasatiempos que nos proponen encontrar las siete diferencias entre dos imágenes aparentemente iguales. Pero es la última metedura de pata de Microsoft. La intención era promocionar sus soluciones de negocios, pero el tiro le ha salido por la culata teniendo en cuenta la que se ha montado después de que la empresa cambiara la raza de una de las personas en un anuncio.
En la publicidad original aparecen dos hombres, un asiático y un negro, y una mujer blanca en una reunión de trabajo bajo la leyenda «Da poder a tu gente con las herramientas TI que necesitan». Pues bien, hace unos días en Polonia apareció el mismo anuncio pero, para sorpresa de muchos, el afroamericano de la primera instantánea es un hombre blanco gracias a Photoshop.
Fácil de descubrir
En el mundo interconectado en el que vivimos no pasó mucho tiempo hasta que alguien descubrió la chapuza. La compañía fundada por Bill Gates ha tenido que pedir disculpas públicas y abrir una investigación para encontrar al responsable. «Lamentamos mucho lo ocurrido y estamos en el proceso de retirar la imagen», aseguraba ayer Microsoft en su página de Twitter.
El resultado es tan cutre –solo cambia la cabeza del ejecutivo, pero se mantienen el traje y la mano– que los mensajes de los bloggers no tienen desperdicio. Uno no entiende por qué aparece un ordenador de Apple en una publicidad de Microsoft, y hay quienes incluso critican que la chica del anuncio está en una posición demasiado forzada y con la mano fuera de contexto.
Pero no es la primera vez y seguro que no será la última. L’Oréal estuvo el año pasado en la picota por blanquear a Beyoncé Knowles para un anuncio. La empresa de cosméticos lo negó, pero el caso volvió a poner en evidencia el cuidado que hay que tener al manipular la imagen de las minorías étnicas en la publicidad.
Otra de las polémicas que más se recuerdan en EEUU es la protagonizada por una portada de Time en 1994. O.J. Simpson acababa de ser arrestado y la revista utilizó una foto manipulada digitalmente en la que su piel aparecía visiblemente oscurecida. Las organizaciones civiles pusieron el grito en el cielo ante la explicación oficial de que pretendían que fuera más «artística» y «convincente».
Los libros también son víctimas de este tipo de suspicacias. Bloomsbury modificó la portada de Liar, la última novela de Justine Larbalestier, por utilizar la imagen de una chica blanca y de pelo liso, aunque la protagonista era una joven negra y de pelo rizado. Fue tal la que se montó, incluidas las quejas de la escritora y cientos de lectores, que la editorial terminó dando marcha atrás a su proyecto.
El pasado mayo, una revista tuvo que disculparse por retocar una foto de Barack Obama luciendo pectorales durante unas vacaciones en Hawai. Meses después Washingtonian recuperó la instantánea, pero le cambió el color del bañador e incluso el tono de piel parecía más dorado y reluciente. Ni siquiera el primer presidente negro de la Casa Blanca se salva de Photoshop.

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)