Las gafas de la discordia
Los antidisturbios dispersan una batalla en Mallorca entre 50 personasde etnia gitana y origen nigeriano ante la mirada de un millar de vecinos
La Verdad,
,
22-08-2009
Es difícil de creer que una riña por unas gafas de sol derive en una multitudinaria batalla de mamporros con decenas de implicados y centenares de espectadores. Pero así fue. Ocurrió la noche del jueves en el barrio palmesano de San Gotleu y, pese a la magnitud de la batahola, sólo cuatro personas tuvieron que ser atendidas por los servicios médicos. Tras cuatro horas de frenesí desbocado, la policía dispersó al personal tras realizar un par de cargas.
La pelea tuvo lugar hacia las 21.00 horas. Según fuentes policiales, un vehículo que circulaba por la calle Tomás Rullán de San Gotleu frenó en seco. Una mujer que viajaba en su interior acababa de perder las gafas de sol por la ventanilla. Tanto el conductor como su acompañante, ambos ciudadanos españoles de etnia gitana, salieron disparados del coche para recuperarlas. Pero alguien se había anticipado.
Un varón nigeriano las recogió del cemento y se negó a devolverlas. Alegó habérselas encontrado en la calle. Del inicial tira y afloja verbal se pasó, ipso facto, a las manos. Los gritos de la mujer alertaron a los vecinos y, rápidamente, intervinieron más y más personas. Unos se pegaban, otros incitaban y el resto miraba. Volaron ladrillos y adoquines, y la turba corría de un lado a otro hasta ocupar una manzana entera del barrio.
Quince vehículos aparcados en las proximidades padecieron la ira callejera, con lunas rotas y abolladuras de consideración. También el mobiliario urbano resultó dañado, como papeleras y contenedores. Y alguna silla de las terrazas de los bares cercanos voló.
Dominar el barrio
Transcurrían los minutos y la tensión, lejos de amainar, aumentaba. Algunos amenazaron con armas blancas y otros con lo que pillaban por el camino. Cualquier cosa valía. Cuatro individuos resultaron heridos leves como consecuencia de los golpes, pero ninguno por incisiones punzantes. Las gafas de sol ya eran lo de menos. «El fondo de la cuestión es dominar el barrio», aseguró ayer el presidente de la asociación de vecinos, Ginés Quiñonero.
Las primeras llamadas de los residentes alertaron a la policía local. Al acceder a San Gotleu, un céntrico barrio palmesano surgido al albur del desarrollismo de los setenta, se encontraron con una masiva presencia de personas y pidieron refuerzos. Acudieron agentes municipales de la Unidad Inmediata de Intervención y varias furgonetas de antidisturbios de las Policía Nacional.
Consiguieron separar a los implicados en la refriega. Pero tuvieron que sacar a relucir las porras para poder dispersar a los espectadores, que, atraídos por las sirenas y el ajetreo, acudían al campo de batalla atraídos cual imanes. Eran las 23.00 horas y la trifulca había durado cuatro horas.
En un comunicado, la policía local dijo estar sorprendida por la repercusión del suceso y que era aventurado hablar de un problema racial. Pese a ello, reconocieron que la convivencia en el barrio es «complicada». «En otras ocasiones ha habido peleas con más contendientes, pero no con tantos espectadores», comentó un agente.
Para los vecinos, en cambio, la visión era diferente. «Lo que está aconteciendo en San Gotleu es gravísimo. Hace tres años ya hubo una pelea similar entre gitanos y nigerianos. Esto no acaba aquí», señaló el presidente del vecindario, que aprovechó la disputa para acusar a las autoridades de «dejación de funciones a favor de la inmigración». Por si acaso, ayer había un fuerte despliegue policial para disuadir a los contendientes no fuera a ser que se perdieran otras gafas de sol.
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