Batalla campal entre subsaharianos y gitanos en Palma por unas gafas de sol

El Mundo, JUAN RIERA ROCA, 22-08-2009

La pelea llegó a congregar a un millar de vecinos del multiétnico barrio de Son Gotleu Palma


Una disputa por la pertenencia de unas gafas de sol caídas al suelo y encontradas por un nigeriano que pasaba por allí generó el jueves una multitudinaria pelea que sacudió los débiles cimientos de la convivencia en el barrio palmesano de Son Gotleu, donde miles de españoles, latinos, subsaharianos y magrebíes se apiñan en abigarrados bloques, plagados de pisos patera en los que los inmigrantes apenas tienen más que el delito para sobrevivir.


Eran las nueve de la noche. Encarnación López, de 34 años, iba en coche con su hija de seis y su marido, Javier Biedma (de 33) por la calle Tomás Rullán, cerca del primer semáforo de la confluencia con Indalecio Prieto. Las calles de Son Gotleu son a esa hora un mosaico de razas y culturas, con el común denominador de la precariedad laboral, económica y social.


A Encarnación se le cayeron las gafas al suelo, fuera del coche. Un joven nigeriano llamado Prince las encontró y las hizo suyas. Javier, el marido, se acercó para pedirle que se las devolviera, pero Prince no le creyó y le exigió que le mostrara la factura de compra de las gafas.


Aunque el colectivo nigeriano ofrece otra versión. «En el momento de entregárselas, el ciudadano gitano no le dio las gracias; el nigeriano le recriminó su falta de educación , lo que provocó el enfado del gitano, que se puso nervioso y le pegó un puñetazo en la cara», relató ayer el tesorero de la asociación Nigeria Unida, Ernest Elabor. El caso es que comenzó una batalla campal que acabó con tres heridos, una docena de coches dañados y dos cargas policiales.


Javier, el marido de la dueña de las gafas, fue uno de los que se llevó la peor parte. Peón de profesión, actualmente en paro, tendrá problemas para volver a encontrar su trabajo de siempre. Un tremendo mordisco en una mano, entre los dedos índice y pulgar se llevó gran parte del tejido y le obligará a estar mucho tiempo vendado y tomando medicamentos para prevenir o paliar probables infecciones.


Pese a que la pelea no tuvo más que ocho contendientes directos, se arremolinó medio centenar de personas que animaban a unos y a otros. Los defensores de Javier, muchos de ellos de etnia gitana, salieron en tropel de un bar cercano. Los partidarios de Prince acudieron a la voz de alarma desde un locutorio en la misma calle.


Tres de los partidarios de Prince se lanzaron sobre Javier y comenzaron a golpearlo. Los amigos de Javier salieron del bar e intentaron defenderlo. En un momento, chocaron dos mundos, dos culturas: los vecinos de siempre, trabajadores en plena crisis, y los recién llegados, inmigrantes que creían que Mallorca era la tierra de la abundancia.


Junto con los ocho que peleaban y los 50 que jaleaban, otros 900 vecinos se juntaron como espectadores.


Luego llegó medio centenar de policías locales, nacionales y antidisturbios. Cortaron la calle y cuando intentaron disolver a todos pacíficamente, hubo momentos de tensión. Volaron botellas y ladrillos que hirieron a gente (tres hospitalizados). Se realizaron dos cargas, sobre todo contra los que jaleaban.


Ayer, el tesorero de la Asociación Nigeria Unida anunció que intentará reunirse con responsables de entidades gitanas para evitar nuevos enfrentamientos en Son Gotleu.

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