Los Mossos elaboran un manual de detección de delitos para profesores
El Mundo, , 18-08-2009La policía catalana redacta el manual tras detectar 26 tipos de delitos en las aulas Barcelona
Los tiempos cambian y, algunas veces, no para mejor. Eso es lo que se desprende de una guía elaborada por los Mossos d’Esquadra, dirigida a los profesores de Cataluña, a los que informa y aconseja sobre cómo abordar conductas delictivas en clase.
El documento, que es un plan de acción vigente hasta 2011 y que lleva por nombre Guía práctica de infracciones penales y administrativas para la comunidad educativa, explica que en las aulas pueden cometerse hasta 26 modalidades de delitos y faltas diferentes: dentro del acoso escolar, amenazas, coacciones y trato degradante o vejaciones; sobre la protección de la libertad sexual, el abuso, la agresión o el acoso, el exhibicionismo y provocación sexual y la corrupción de menores; agresiones y peleas; protección de la imagen personal, violencia doméstica y de género, violencia hacia la mujer en otros ámbitos o violencia machista, homofobia, racismo y xenofobia; delitos contra el patrimonio como el hurto, el robo con fuerza, el robo con violencia y/o intimidación, apropiación indebida, daños, desperfectos de bienes inmuebles; contra la salud pública – drogas legales e ilegales – , armas, formas de agresión y seguridad vial.
La guía, elaborada para ser una herramienta de consulta para cualquier profesional de la educación ante una conducta grave, explica que la policía catalana «se ha adaptado constantemente a las inquietudes de la sociedad a la que pertenece y sirve y, desde esta perspectiva, ha evolucionado para poder dar una respuesta adecuada a todas las nuevas necesidades que la sociedad actual transmite a su policía».
Sostiene que «dentro de nuestra sociedad, los menores de edad son un colectivo prioritario que deben disfrutar de una atención y protección especial, también desde el punto de vista de la proximidad». Y acota que «dentro del ámbito escolar, los problemas detectados de delincuencia deben tener una respuesta conjunta y coordinada entre los profesionales del mundo docente y la policía» para «conseguir el cumplimiento de la normativa vigente pero, a la vez, proteger, derivar e informar correctamente a los menores (víctimas e infractores) y a sus tutores legales, para dar una solución real y proporcionada al problema». Para ello, se considera «aconsejable que la Fiscalía de menores tenga conocimiento (de los hechos) para efectuar una protección efectiva del menor y por si se deriva algún tipo de responsabilidad civil».
Los ejemplos que incluye la guía para ilustrar posibles conductas delictivas es enormemente extensa, y engloba todo tipo de comportamientos, armas, conductas sexuales no consentidas y vulneración de los derechos de imagen que ofrece internet mediante los foros donde se citan los alumnos al salir de clase.
Alerta, por ejemplo, de la obligatoriedad moral del profesor de denunciar posibles maltratos en el hogar o mutilaciones genitales femeninas. En la convivencia, cita coacciones a una persona mostrando un cuchillo, amenazas verbales o telefónicas, impedir a un alumno el acceso a alguna parte del centro – patio o lavabos – empleando empujones; «miccionar o defecar sobre una persona en contra de su voluntad» o insultos de toda clase. También se incluyen los que van dirigidos hacia alumnos homosexuales, o pintadas que denigren a algún colectivo, «como el musulmán».
En el plano sexual, advierte de que «si una chica de 12 años practica una felación a un menor de 14, aunque tenga el consentimiento de ella, el chico estaría cometiendo un delito de abuso sexual», algo extrapolable, también, «al profesor o alumno que realiza tocamientos con ánimo libidinoso y sin consentimiento de la víctima». Suma los «tocamientos por encima de la ropa, realizados con violencia y/o intimidación» y «obligar a una persona a hacer una masturbación a otra». También se recuerda la obligación de denunciar conductas exhibicionistas – como ante el colegio – , o «facilitar una revista o DVD pornográficos a un menor», así como enviar y compartir imágenes de menores desnudos. Sobre internet, recuerda que «descifrar la contraseña para acceder a una cuenta de correo electrónico» también está castigado como delito de la intimidad y derecho a la propia imagen.
Graves delitos detectables en los colegios
Acoso escolar
>Amenazas, coacciones, trato degradante/vejación.
Libertad sexual
>Abuso sexual, agresión, acoso, exhibicionismo, provocación sexual , corrupción de menores.
Lesiones
>Agresiones y peleas.
Derecho a la intimidad
>Protección de la imagen personal (internet).
Violencia familiar
>Doméstica, de género.
Discriminación
>Homofobia, racismo y xenofobia.
Contra el patrimonio
>Hurto, robo con fuerza, robo con violencia y/o intimidación, apropiación indebida, daños, desperfectos en bienes inmuebles.
Salud pública
>Drogas legales e ilegales.
«A esa edad necesitan límites»
Las conductas violentas de niños y jóvenes que les llevan a agresiones son «una cuestión más social que psiquiátrica», según la presidenta de la Asociación Española de Psiquiatría del Niño y del Adolescente, María Dolores Domínguez. Domínguez explicó que en este tipo de comportamientos tienen una influencia decisiva los valores que se les transmiten y «la falta de autoridad» en su entorno.
Aunque hay enfermos que cometen delitos, «porcentualmente somos más los llamados sanos los que delinquimos», afirmó.
La psiquiatra dijo que hay que buscar soluciones en la medicina, así como plantearse «en qué sociedad vivimos y qué tipo de relaciones se están estableciendo para que se lleguen a situaciones de este tipo». «La infancia y la adolescencia necesitan límites, sin ellos no pueden vivir, se desestructuran», señaló.
La jefa del servicio de psiquiatría infantil del Hospital Gregorio Marañón de Madrid, María Jesús Mardomingo, afirmó, por su parte, que «hay una actitud tolerante frente a los comportamientos agresivos, frente a la chulería en el modo de funcionar», algo que «incluso es un dato deprestigio».
La pérdida del poder educativo de los padres y la pérdida de autoridad de los profesores han contribuido a un aumento de los problemas y el fracaso escolar pues, para ella, los niños y jóvenes consideran que «el aprender no es un valor social, hay otros muchos más importantes, como la apariencia o tener dinero».
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