FESTEJO

Cañete La Real celebra una Nochevieja para inmigrantes

El Día, EFE, Málaga, 16-08-2009

La localidad malagueña de Cañete La Real celebró ayer la Nochevieja, con campanadas, uvas de la suerte y cava incluidos, con el objetivo de que pudieran disfrutarla en su lugar de nacimiento los numerosos emigrantes que están repartidos por diversos puntos y que regresan en estas fechas de vacaciones.

La celebración del cambio de año comenzó a las diez de la noche con música de villancicos y continuó una hora después con la elección de Miss y Míster Emigrante entre los naturales de la localidad que viven en otros lugares, según explicó a Efe Cristina Merino, técnica municipal de Juventud y directiva del Cañete Club de Fútbol.

La fiesta, que fue organizada por este club deportivo con la colaboración del Ayuntamiento de la citada localidad malagueña, prosiguió con el reparto, a las once y media de la noche, de los artículos del cotillón y de las uvas de la suerte.

Además, a medianoche se proyectó en diferido en la plaza de la verbena la retransmisión que Televisión Española ofreció de las campanadas que dieron paso a este 2009.

Todo culminó con la presentación del equipo del Cañete Club de Fútbol para la temporada 2009 – 2010, un equipo que militará en la categoría de Segunda Provincial.

Precisamente, los organizadores del novedoso festejo, que pretendían recaudar fondos para que el club de fútbol afronte la temporada a través de las consumiciones, animaron a todos los asistentes a que acudieran ataviados con sus vestidos o trajes de Nochevieja, algo que con los calores típicos de la época estival fue más llevadero para ellas que para ellos.

Vecinos emigrantes

Esta localidad malagueña, que cuenta con unos 2.200 habitantes, ha visto desde tiempos del franquismo cómo numerosos vecinos emigraban en busca de trabajo a otras comunidades autónomas como Cataluña, Asturias o el País Vasco, o a países del Continente europeo como Francia o Alemania, señaló la responsable municipal Cristina Merino.

Muchos de estos emigrantes, en algunos casos con sus hijos y nietos, permanecen todavía en los puntos a los que les llevó la emigración y aprovechan la llegada del mes de agosto para regresar a su pueblo natal, en el que podrán ahora celebrar la entrada del nuevo año.

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