El alcalde pacta con el pub que los regalos se sorteen y participen hombres

El alcalde pacta con el pub que los regalos se sorteen y participen hombres

Habrá fiesta de la minifalda en el pub Babalú de Sada, pero también será la del pantalón corto para aquellos caballeros que lo deseen. Lo que no habrá, o eso parece, es exhibición de los participantes, ya que los regalos se sortearán entre los asistentes.

El alcalde de esta villa turística coruñesa, el nacionalista Abel López Soto, pactó ayer con los propietarios una serie de medidas para aclarar el tinte sexista de la convocatoria y zanjar así la polémica. Las dos partes aseguraron que llegaron al acuerdo rápido. «O pub celebrará a festa da minifalda e do pantalón curto, pero non haberá concurso nin premios, nin pasarelas de exhibición», detalló el regidor, que días antes había alertado a los responsables del local de que su licencia de actividad no abarcaba la celebración de un concurso que incluyese un escenario para las participantes.

La Xunta confirmó este requisito, pero también que dejaría celebrar el certamen y sancionaría, si era necesario, a posteriori. No será necesario si se cumple el acuerdo entre López Soto y los hosteleros, que insisten en que todo se debió a una mala explicación de los carteles con los que publicitaron el evento. «Nunca quisimos ofender a nadie, también podrán venir hombres en pantalón corto o mujeres, lo que cada uno prefiera», explica Wilson Sánchez, el hostelero de origen colombiano que regenta el local con su sobrina, Silvia Julieth.

Ambos justifican que en su país se celebran este tipo de concursos y nunca son noticia. Eso sí, no tienen problema alguno en replantear el que van a celebrar hoy a partir de las diez de la noche. «Los regalos serán una cena en un local de Sada, un premio en una peluquería o cestas con productos típicos y se sortearán entre los asistentes», afirma el responsable del local, situado en la calle Sada da Area, en plena zona de copas.

Wilson y Silvia Julieth ya han celebrado la fiesta del traje blanco, la de los sombreros y otra hawaiana, todas con el mismo objetivo: atraer a la clientela, algo que aseguran que con la crisis les está costando. «El invierno ha sido muy duro y nosotros solo queremos dar a conocer la música latina de nuestro país, tenemos incluso un grupo folclórico», dice Wilson mientras muestra un local en el que no hay pasarelas, ni pista de baile. «Solo un pasillo para que la gente que quiera baile», dice.