Un 'sin papeles' es abandonado por su jefe en la calle tras sufrir un infarto
El Mundo, 12-08-2009Un vecino llamó a una ambulancia, pero el hombre falleció poco después Santa Cruz de Tenerife
Un inmigrante de 56 años y nacionalidad uruguaya, que se encontraba en España en situación irregular, falleció por omisión de asistencia el pasado 25 de julio en el municipio tinerfeño de Adeje, después de sufrir un infarto mientras hacía obras de reforma en un bar de playa Paraíso. Según denunció ayer Pablo Larrosa, hijo del fallecido, su jefe lo abandonó agonizando en plena calle.
Larrosa contó a Radio Club Tenerife cómo su padre estaba trabajando cuando sufrió el ataque y fue arrastrado a la vía en donde falleció, pasadas las 16.00 horas. Ante la mirada de numerosos testigos, el empresario – «un antiguo policía» – prefirió sacarlo a la calle antes de que se conociese que «bajo su responsabilidad» trabajaba una persona en situación irregular. El fallecido había trabajado en otras ocasiones para el propietario del bar, según manifestó el hijo de la víctima.
«En principio murió de un infarto, pero también habrán visto algo anormal, con hematomas y demás producidos al arrastrar su cuerpo» indicó Larrosa.
Un vecino llegó a casa justo en el momento en que el dueño del bar trasladaba a la víctima y le avisó de que no le tocara porque podía empeorar su estado. Luego fue a llamar a una ambulancia y a la Guardia Civil. Cuando regresó comprobó que el dueño del bar le había quitado la ropa de trabajo.
Al rato llegó una ambulancia y los servicios sanitarios realizaron maniobras de reanimación antes de trasladar al hombre al centro médico Hospiten Sur, donde falleció.
En declaraciones a Efe, fuentes de la Delegación del Gobierno indicaron que, tras realizarse la autopsia, se confirmó que Larrosa había fallecido por una parada cardiorrespiratoria.
Este caso recuerda al del joven boliviano que perdió el brazo izquierdo a finales de mayo en una panificadora de Gandía, donde trabajaba sin contrato, tras ser abandonado por su jefe cerca de un hospital, y su brazo tirado a un contenedor.
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