La educación para adultos se cuadruplica en los centros alaveses en los últimos años

Diario de noticias de Alava, JANIRE FERNÁNDEZ SANTOS, 09-08-2009

La Península contaba en el año 2006 con cerca de 16 millones de personas que carecían de titulación básica

VITORIA. Ya lo decía Sócrates, allá por el año 400 antes de Cristo, “yo sólo sé que no sé nada”. Y es que el saber no ocupa lugar. Cada uno tiene sus objetivos y necesidades pero, al final, todo lleva a lo mismo: el estudio. El estudio para trabajar. El estudio para pasárselo bien. El estudio por amor al arte.

Unos por obligación y necesidad para encontrar trabajo y otros por continuar aprendiendo, por crecer individualmente. Lo cierto es que, desde el año 1985, las cifras de estudiantes adultos han aumentado hasta cuadruplicarse. Y es que, hoy en día, cuando la demanda de profesionales y la competencia es tan alta, la formación académica es indispensable. Y más en esta época de crisis.

En 2006, en la Península había 16 millones de ciudadanos que carecían de la titulación básica, es decir, del graduado en Secundaria. Una cifra realmente escandalosa, si se tiene en cuenta que la población total de la misma es de alrededor de 46 millones. Cada vez hay más organizaciones dispuestas a reducir estos números y ayudar a los habitantes que, por distintas razones, en su momento no pudieron terminar de forma satisfactoria sus estudios.

En Álava, para ayudar en esta causa social está Paulo Freire, un lugar perteneciente a la red de educación para adultos del Gobierno Vasco, el cual posee centros tanto en barrios de Vitoria (Casco Viejo, Abetxuko o Adurza) como en pueblos cercanos (Araia, Agurain o Dulantzi).

De hecho, este centro con sede en la calle San Prudencio cuenta con 3.700 alumnos, según las actas de final de curso, lo que significa que, durante el mismo, “hemos tenido muchos más alumnos que, por distintos motivos (económicos, laborales…), han tenido que abandonarlo”. Esta cifra supone un incremento de alrededor de 500 alumnos, con respecto al mismo período del año pasado.

En cuanto al perfil de estos estudiantes, las edades van de los 18 a los 85 años. Además, se distinguen claramente dos grupos. Por una parte, un tercio de los alumnos provienen del norte de África, del África Subsahariana y de Pakistán. El tipo de clases que demandan son, principalmente, las denominadas castellano para extranjeros. Aunque también se han dado casos en los que estas personas, “en busca de un futuro mejor, han comenzado a tomar clases para sacarse el título de graduado en ESO”, según informó el propio centro Paulo Freire.

Por otra parte, los dos tercios restantes de los alumnos de Paulo Freire tienen objetivos de lo más diversos. Algunos de ellos pretenden sacar el título de graduado en ESO; otros preparan las pruebas de Acceso a la Universidad para mayores de 25 años o a Ciclos de Formativos de Grado Superior. Incluso, la alfabetización en informática o en otros idiomas (inglés, francés y euskera, en la mayoría de los casos) se ha puesto de moda, incrementando de esta forma el número de plazas puestas a disposición de los ciudadanos.

En otros casos, lo que más interesa son las actividades de formación permanente. Estas últimas engloban muchas de las ocupaciones citadas anteriormente y sirven no sólo para abrir las puertas del mercado laboral, sino también para actualizarse en todo tipo de conocimientos, para no perder la perspectiva de estudio. Porque el saber lo es todo y no importa la edad, con 85 años se pueden seguir teniendo inquietudes.

Para el nuevo curso, el centro de Paulo Freire planea incrementar el número de plazas de castellano para extranjeros, ya que la demanda es cada año más alta, como consecuencia de la inmigración.

De esta forma, las cifras de estudiantes adultos que, por distintas razones, deciden realizar un curso de estas características, crecen año tras año, hasta situarse, en el 2009, en más de 4.000 alumnos en Álava.

Y es que, Sócrates no se equivocaba, ni siquiera hace 2500 años, cuando decía la famosa frase de “yo sólo sé que no sé nada”.

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