«Si no le abrimos la puerta, el padre la mata»
El Correo, , 30-07-2009Los vecinos de la calle Ruperto Medina de Portugalete no salían de su asombro ayer por la mañana. Un barrio tranquilo donde conviven gentes de distintas procedencias, inmigrantes en su mayoría, y que en la madrugada del martes se convirtió en el escenario de una brutal agresión: Un hombre de 43 años, marroquí y musulmán muy estricto, asestó 20 puñaladas a su hija, e hirió a sus dos hermanos, tras descubrir una foto en la que ella aparecía con un chico ajeno a su religión con el que podría estar manteniendo una relación. La víctima está ya fuera de peligro y se recuperaba ayer en el hospital. Los dos hermanos han dejado el domicilio familiar y el ayuntamiento les ayuda a gestionar sus bajas laborales y a buscar un nuevo alojamiento.
El alcalde de Portugalete, Mikel Torres, apuntaba ayer que «todo parece indicar» que el choque cultural entre dos generaciones desencadenó la tragedia. Las diferencias del padre con su hija llegaron a tal extremo en este caso que el agresor, que ayer ingresó en la prisión de Basauri acusado de un delito de homicidio en grado de tentativa y dos más de lesiones, «tuvo que sufrir un trastorno mental que le ha llevado a cometer esta locura».
En el portal número 9 donde vive el acusado con sus cuatro hijos nadie respondía al timbre ayer. En el buzón figura el nombre: Sallak Molou. El piso bajo que ocupaba desde hacía más de un año la familia magrebí permanece cerrado, pero no está precintado. Mari Carmen Quintela y José Antonio Canales son sus vecinos de enfrente. Ella fue la mujer que abrió la puerta a la joven Mumai, mientras se desangraba, y a su hermana de 22 años en la madrugada del martes. «Tocaron al timbre y las vi en la puerta, cubiertas de sangre. Pasaron corriendo a casa, cerré la puerta y llamé a la ambulancia. Creo que si no les hubiera oído, el padre habría matado a su hija», sentencia Mari Carmen. Los sanitarios alertaron a la Ertzaintza y los agentes se llevaron al agresor, fuera de sí y, al parecer, en estado ebrio.
La pareja coincide en señalar que era la primera vez que oían una discusión en esa casa. «Llevaban un año y medio viviendo aquí, y nunca habíamos oído nada, ni la televisión un poco alta – comenta José Antonio – . Es evidente que se le fue de las manos».
Los vecinos cuentan que la hermana de la víctima, que también sufrió cortes al tratar de defender a Mumai, regresó a casa tras ser dada de alta, limpió la sangre de la vivienda y se fue, junto a su hermano, a casa de unos amigos. «De momento no quieren ni aparecer por aquí», comentaban los vecinos, que seguían ayer impresionados por el suceso.
También el alcalde estaba ayer consternado por la agresión de Portugalete. Mikel Torres no recordaba que se haya producido antes un suceso tan deleznable en la villa jarrillera. El mandatario local calificó de «incomprensible una violencia tan brutal en un padre». Se congratuló, en cualquier caso, de que la tragedia no se hubiese consumado tras confirmar que la herida «ya está fuera de peligro» y que, como posteriormente corroboraba el informe médico del hospital de Cruces, evoluciona favorablemente de sus lesiones y en las próximas horas podría ser trasladada a planta. «Ojalá en pocos días podamos volver a tener a Mumai entre nosotros», subrayó Torres.
«Muy religioso»
Los vecinos calificaban al agresor como un hombre «muy religioso» que había impuesto la ley islámica en su familia. Sus hijas siempre estaban obligadas a salir a la calle con el ‘chador’, un pañuelo que les cubre la cabeza, y tenían absolutamente prohibido relacionarse con hombres que no fueran de su entorno.
Los servicios sociales del Ayuntamiento han asumido el tutelaje temporal de los dos otros hijos del detenido. Ambos, de 18 y 19 años, también fueron atacados por su padre. La más joven sufre heridas en una mano y el chico numerosos traumatismos tras caerse por las escaleras en un intento de frenar a su progenitor. «Los dos trabajan y les estamos ayudando a tramitar las bajas y todo lo que necesiten», subrayó el mandatario local. Según explicó, «se han ido a vivir a casa de unos amigos hasta que regrese su hermana mayor de Marruecos en un plazo de unas dos semanas». Esta joven, aseguraron los vecinos, se había marchado hace escasas fechas al país africano para casarse.
El regidor insistió en remarcar el hecho puntual que representa este «lamentable suceso». «Este barrio siempre ha sido muy tranquilo y la familia de la víctima ejemplar en su comportamiento durante los cinco años que llevan viviendo en Portugalete».
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