Atentos a la última medida planetaria iniciada y propuesta por este Gobierno, por llamarle de alguna manera: lejos de tomar medidas serias y estructurales en el sector laboral y en la economía en general que ayude a crear empleo a medio y largo plazo, y refuerce nuestro sistema laboral, ahora van a enmascarar no un efecto llamada de inmigrantes , como ya hicieron en su día, sino un efecto de quedada de los que ya hay, que no son pocos, ya que lejos de retornar voluntariamente a sus países de origen mucho me temo que van a seguir pululando por el país encantados de la vida, puesto que el PSOE piensa incentivar a todos los parados que hayan agotado la prestación, con casi 450 euros al mes durante al menos seis meses o más, es decir, una razón más para no abandonar este acogedor, humanitario y solidario país.

¿Y de dónde van a salir los cientos de millones de euros para ello? Pues de dónde si no de nuestros impuestos (tabaco, gasolina, luz, agua) y de las nóminas de los pocos que aún tienen la suerte de poder trabajar.

Esta medida no estaría mal del todo si fuese dirigida únicamente a los trabajadores españoles que llevan toda su vida aquí y se lo han currado, pero para el inmigrante que ha chupado de la vaca cuando a ésta aún le quedaba leche y se le ha agotado el paro, yo creo que en los tiempos de crisis que estamos y con una tasa de paro de casi un 20 por ciento, estos inmigrantes han cumplido su ciclo aquí y el Gobierno tendría que retornarlos obligatoriamente a sus respectivos países hasta nueva orden.

Esto es una opinión realista que estoy seguro que concuerda con lo que piensan la mayoría de los españoles, aunque otros con ideales más progres la tacharán de racista para arriba. Pero no es racismo, es realismo puro y duro: un país que según los últimos datos y pronósticos, a finales del próximo mes de septiembre va a contar con más parados que Francia e Italia juntas no se puede permitir esos lujos.