Quien piense que en tiempos de crisis la inmigración es un problema para los países receptores se equivoca. Quien pretenda sostener que los fenómenos migratorios son inmunes a la recesión y que continuarán como si tal cosa mientras atravesemos este estado de cosas también corre el riesgo de errar.
Una de las mejores reflexiones sobre esta materia es la que suscribe el profesor de la Universidad de Oxford Stephen Castles en la última edición de la revista Paradigmes, que hoy presenta en Barcelona su segundo número.
A lo largo de la historia, sobre todo de las últimas tres grandes crisis mundiales, se ha demostrado que muchas de las actuaciones públicas relativas a modular los fenómenos migratorios han fracasado. Castles sostiene, por ejemplo, que las políticas gubernamentales suelen fracasar porque no tienen en cuenta los factores sociales y olvidan que los inmigrantes no son únicamente actores económicos. Se refiere a los estímulos que algunos estados (entre ellos España) han impulsado para que los ciudadanos extranjeros regresen a sus países de origen; acciones que considera fracasadas en todos los casos.
Creer que los inmigrantes pueden ser una válvula de seguridad para las economías desarrolladas porque suministran mano de obra en momentos de expansión y se van cuando llega la recesión es un razonamiento equivocado.
Hay otras tesis que el profesor británico defiende en la publicación con brillantez. Por ejemplo, la altísima incidencia que una corrección económica como la actual tiene tanto en los países de origen (caída de las remesas, menor movilidad de la población, disminución de las inversiones…) como en los de destino de los flujos migratorios propiciados por la globalización de la economía.
Sorprende el análisis de Castles respecto del futuro de las migraciones: a largo plazo no cesarán. Al contrario. Las sociedades del norte en fase de envejecimiento necesitarán más trabajadores del sector doméstico y de la asistencia. Lo único que aventura es que si cambia el orden económico mundial se modifiquen los patrones migratorios actuales.
En patera o avión, la maleta seguirá viajando. Como siempre.