LA asociación Munduko Emakumeak – Mujeres del Mundo de Bilbao cerró ayer el curso con una gran fiesta de despedida. Fieles a su estilo informal y amistoso, el picoteo y las bebidas corrieron a cargo de quienes se acercaron. En esta ocasión, como en todas las actividades que organizan, las puertas de su local – situado en el número 5 de la calle Fika – estaban abiertas de par en par.

Este año, además, ha sido muy importante para esta asociación “multicultural e intercultural”, según ellas mismas la denominan: han cumplido diez años en la Villa. En la década que llevan trabajando en Bilbao, han llegado muchas mujeres nuevas, aunque también han perdido algunas de las que empezaron por razones diversas. Por todo ello, mientras los amigos de la asociación llegaban al local, los presentes – en su mayoría mujeres y niñas, aunque también había hombres – charlaban e intercambiaban impresiones.

una escuela viva Las chicas de esta asociación han conseguido integrarse en la sociedad de una forma espectacular gracias a su buen hacer. Por eso, porque forman parte de lo cotidiano, Marta Eugenia, una argentina hija de vasco que vino a Bilbao hace nueve años, habla de “escuela viva” al referirse a la agrupación.

Los talleres que organizan están dirigidos a cualquier persona que quiera participar, y en muchos casos están co organizados por organismos públicos. Por ejemplo, suelen impartir cursos para recuperar puntos perdidos del carné por conducción indebida.

Las organizaciones no gubernamentales forman una gran red social y están continuamente en contacto. Tal es la situación de estas chicas que suelen recibir invitaciones de asociaciones de todo el Estado para participar en congresos, charlas, cursos, fiestas o lo que se tercie.

Los hombres también son una parte importante de esta organización que lucha por la tolerancia, los derechos de la mujer y la igualdad. “Muchos hombres participan de los talleres” dijo Marta Eugenia, y agregó con gracia que “también es verdad que es más habitual verlos en los talleres de escritura que, por ejemplo, en los de danza del vientre”.

ser el espejo del otro De esta forma tan poética expresó Marta Eugenia lo que consiguen las mujeres que se acercan a ellas. “A los inmigrantes, en todas partes, se les ve como extraños y aquí les devolvemos la autoestima a quienes emigraron, ofreciéndoles un lugar donde pueden enseñar lo que saben, y dejar de ser sólo la señora de la limpieza…”.

Raquel Salles, una joven brasileña que lleva 9 meses en Bilbao agregó que “la asociación consigue hacer que las inmigrantes se sientan y les ayuda a recuperar la identidad que siempre se pierde por la dura vida de quien deja atrás su tierra”. A esto, Marta Eugenia sumó que “además de sentirte útil, recuperas el espejo del otro; que el otro te mire como a un igual”.

Telvi Martín, una baracaldesa y asidua a los talleres, quiso subrayar que gracias a la asociación aprecia la riqueza que ofrece la multiculturalidad: “es como si el mundo viniese a ti; no sólo haces yoga, gimnasia, escritura… sino que te rodeas de mujeres de todo el mundo”.