La percepción que los bilbaínos tienen de los inmigrantes llegados a la ciudad no se diferencia mucho de la opinión del resto de los vecinos de la comunidad autónoma, «aunque quizá muestren una postura más abierta, tolerante y cosmopolita». Un sondeo realizado por Ikuspegi, el Observatorio Vasco de Inmigración, presentado ayer en Ayuntamiento certifica que la imagen que se tiene en la villa de los extranjeros «ha sufrido un pequeño retroceso, quizá por efecto de la crisis», sin bien el fenómeno no se contempla como un problema. «Sólo un 15, 6% lo menciona como su primera inquietud», muy por detrás del paro (84,4%), ETA (42,3%) o la economía (27,6%)», aseguró José Antonio Oleaga, director de investigación de Ikuspegi .

El número de personas inmigrantes en Bilbao – 28.372 – supone casi el 8% de su población, «un porcentaje muy pequeño si se compara con el resto del Estado, donde la cifra se sitúa en cuatro puntos por encima», explicó la concejal Nekane Alonso, pese a que se ha registrado un incremento del 0,88 % con respecto al año anterior, que contrasta, por otra parte, con la disminución de más de 1.500 personas en la población bilbaína.

El informe, realizado en base a ochocientas encuestas – cien por cada distrito de la villa – entre el 20 de abril y el 20 de mayo, ha servido para trazar una radiografía fiable ante las diversas facetas del fenómeno de la inmigración, «como la diversidad cultural, el acceso a servicios, la convivencia o las distintas políticas aplicables».

El coordinador del Observatorio de Inmigración, Xabier Aierdi, aseguró que más de la mitad de los encuestados considera la inmigración y la diversidad cultural como «un valor positivo». Pero, en la práctica, casi ocho de cada diez opiniones recogidas en el estudio apuntan a que los extranjeros deben esforzarse en adoptar las costumbres y tradiciones de los autóctonos. La población bilbaína es asímismo partidaria, por encima del resto de los vascos, de que los inmigrantes tengan derecho a la asistencia sanitaria y a la educación.

Recelos

El contrato de trabajo continúa siendo para los bilbaínos garantía suficiente: «Genera certidumbre y elimina recelos». Por eso el 77% de los encuestados es partidario de permitir su entrada y un 13% se inclina por no poner ningún obstáculo legal. Ikuspegi destaca también, a pesar de la buena aceptación en general por parte de la ciudadanía, que persisten ciertos «estereotipos falsos y prejuicios negativos», y que uno de los aspectos que genera mayor incertidumbre y recelo es el mantenimiento del estado de bienestar y los efectos negativos que pueden producir sobre todo en los en los sectores económicos más desfavorecidos.

«Tenemos nuestras luces y sombras. Nos gustaría salir mejor en la foto, pero a veces no salimos tan bien. Aún existe inseguridad y miedo», resumió Oleaga.