«¡Qué voy a robar aquí! ¿Una vaca?»
SOS Racismo convoca una concentración en Trapagaran en protesta por «el acoso» que soporta la familia repudiada en La Arboleda
El Correo,
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25-06-2009
Hace ya cinco semanas que una familia gitana procedente de Sestao se instaló en La Arboleda. Desde entonces, su convivencia con los vecinos, que se oponen al realojo, ha resultado pacífica, aunque está lejos de ser normal. Insultos, persecuciones y pancartas a la puerta de su casa son algunas de las penurias que la pareja soporta en el día a día, según denuncia Manuel, el cabeza de familia. SOS Racismo Vizcaya se ha hecho eco de sus protestas y esta tarde (18.30 horas) celebrará una concentración frente al Ayuntamiento de Trapagaran.
«Saben a la hora que salgo y cuándo vuelvo a casa por la noche. Hasta me siguen por el pueblo. Todos mis movimientos están controlados», asegura el joven, de 27 años y padre de cinco niños, al que los vecinos tachan de conflictivo. Admite que los insultos que recibe nunca han sido abiertamente racistas, pero cree que su condición de gitano está en la raíz del problema. «Es todo por eso», sostiene.
Pese a todo, Manuel dice no guardar rencor. «Yo no le retiro la palabra a ningún vecino y alguno hasta ha subido a mi casa a tomar un café», explica mientras toma el sol en la calle a escasos diez metros de su casa. En ese momento, un grupo de mujeres pasa a su lado y exclama: «Mucho vago es lo que hay. ¡A ver si os ponéis a trabajar!». Manuel agacha la cabeza y sonríe. «Es así todos los días. Me dicen de todo menos bonito», reconoce.
Ni siquiera tiene que salir de casa para que le acusen de ‘vago’. Frente a la ventana de su piso una pancarta reza: ‘Menos chupar y más trabajar’. No es la única con lemas parecidos. En La Arboleda hay al menos otro medio centenar de pancartas y pintadas del estilo: ‘Si quieres un piso, hazte conflictivo’ o ‘El que los quiera, a su casa’, si bien la mayoría de los mensajes están dirigidos a las instituciones, que han acordado un traslado que no gusta a nadie. «Lo que no saben es que me paso el día estudiando. Quiero sacar el carné de conducir, porque aquí es imprescindible tener coche», se defiende Manuel, quien sabe que en La Arboleda muchos le tienen por delincuente. «¡Qué creen que voy a robar aquí! ¿Una vaca?», bromea.
«Pacto de tranquilidad»
Pese a todo, hace dos semanas la familia alcanzó un acuerdo con el presidente de la asociación de vecinos, Iñaki Zamarripa. «Llegamos a un pacto de tranquilidad. Ellos son tan víctimas como nosotros y hemos decidido dejar el problema en manos de los políticos», dice el portavoz vecinal. A Zamarripa no le importa la concentración de esta tarde porque, insiste, no se trata de un problema étnico. «Los de SOS Racismo pueden seguir con su paripé», apunta, al tiempo que anuncia la presencia de los vecinos esta tarde en el pleno municipal. «Vamos a pedir la reunión que nos habían prometido con el nuevo Gobierno vasco», añadió.
Para SOS Racismo el motivo de la concentración está claro. «Queremos exigir a las instituciones la retirada de los carteles y que cesen las manifestaciones intimidatorias», indican. Elementos que, a su juicio, han desembocado en un «acoso continuo» a la familia.
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