TELEVISIÓN
Vivir entre 'sin papeles', última entrega de '21 días'
Cuatro cierra el viernes este programa protagonizado por Samanta Villar. El estreno de este espacio, que volverá, fue el mejor en la historia de la cadena
Diario Vasco, , 24-06-2009«Ha sido la experiencia más intensa de mi vida». Con esta frase resumía Samanta Villar su peregrinaje de nueve meses por 21 días, en los que ha sufrido en sus carnes vivir en la calle, los problemas alimenticios o el culto al cuerpo. Para terminar la temporada, Cuatro emite este viernes (23.30 horas) Sin papeles, en donde la periodista convive durante tres semanas con un grupo de africanos llegados de forma ilegal a España.
En el balance de la temporada, la protagonista de esta producción de Boca Boca aseguró que han dado «información en forma de emoción y también de realidad». Un formato que tendrá continuidad la próxima temporada, según confirmó el director de Antena de Cuatro, Fernando Jerez. El primer capítulo de la segunda entrega versará sobre la crisis.
Buena audiencia
Jerez destacó que 21 días ha sido el mejor estreno de la cadena, y ha liderado su franja durante gran parte de sus emisiones con una media de 2,2 millones de telespectadores. Villar debutó Entre cartones, cuando vivió en las calles de Madrid, a la intemperie, al margen del ambiente navideño. Gracias a Manuel, de 51 años, Samanta aprendió a guarecerse y evitar peligros. Después estuvo Sin comer: tres semanas bajo una estricta dieta supervisada médicamente. Conoció a Rosa, una joven madre de dos niños, a la que su enfermedad ni siquiera le permitía hacerles la cena.
Después, se recorrió Ámsterdam, Madrid, Bilbao y Málaga fumando porros. Junto a una familia norteamericana nada convencional participó en Holanda en la Cannabis Cup. A continuación, Villar vivió en El Vacile, donde durmió en una chabola junto a Rocío y Manuel, sus dueños. Compartió el espacio con ellos sin poder ducharse, con escasez de comida y recursos. Por último, Samanta luchó, peleó, acató y discutió con el entrenador de las estrellas, Fernando Sartorius, que pretendía transformar sus hábitos de alimentación y deportivos.
Además de narrar la situación en la que viven estas personas protagonistas de la distintas historias, 21 días también ha servido para mejorar las condiciones de vida de alguno de ellos. Como ejemplo, uno de los mendigos del primer capítulo vive ahora cuidando la finca malagueña de una de las consumidoras de cannabis del tercer programa.
En Huelva
El último capítulo se centra en la inmigración ilegal, pero con un enfoque diferente: qué pasa con las personas que malviven una vez que han llegado a nuestro país. En esta ocasión, la reportera catalana vivirá en medio del bosque, en una finca onubense conocida como Las madres donde vivieron más de 1.300 personas durante cuatro meses en condiciones infrahumanas. Sin agua potable, sin asistencia sanitaria y durmiendo en chabolas que construyen con los plásticos que ya no usan los invernaderos.
Villar tendrá que dormir sobre un palé tras haber tenido que hacer cola en la parroquia del pueblo para conseguir una bolsa de comida. Además, cada día sale a buscar leña para calentar el agua de su arcaica ducha. Como los inmigrantes, Villar mostrará el trabajo en los campos de fresa, donde conocerá el trabajo de los temporeros.
Además, los sin papeles narrarán sus historias, muy similares entre ellas. Empeñan propiedades, piden créditos o venden casas hasta reunir el dinero que les cobrarán (o robarán) por una patera. Pero la realidad al llegar a Europa es bien diferente a lo que esperaban. No tienen trabajo ni tampoco dinero para desplazarse a otro lugar, y si la policía les encuentra, se arriesgan a ser deportados. COLPISA
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