BRUSELAS. Los aplausos que han adornado su entrada en el Parlamento de la región de Bruselas no han servido para ocultar la polémica que ha rodeado la elección de la primera mujer que se cubre la cabeza con un velo islámico en una asamblea parlamentaria belga. Mahinur Özdemir, hija de emigrantes turcos que establecieron una frutería en la ciudad, ha sido elegida en las listas del Centro Democrático Humanista, y ha entrado en la historia de este país.
Hay que reconocer que la historia política belga está llena de circunstancias inauditas. El partido que cobija a Özdemir se llamó durante más de un siglo Social Cristiano, hasta que sus dirigentes un día quisieron eliminar toda referencia confesional, y han acabado siendo los defensores de una opción bien religiosa, en este caso islámica. Un diputado del Movimiento Reformador (MR), Denis Ducarme, ha abierto la caja de los truenos al pedir que se abriera un debate sobre el uso del velo en el interior de los múltiples parlamentos belgas. Todos los partidos flamencos o valones se han declarado abiertos al principio del uso del velo, que en Bélgica está prohibido en los colegios públicos igual que en Francia. Difícilmente hubieran podido tener otra reacción, teniendo en cuenta que en las listas del Partido Socialista uno de cada tres candidatos era musulmán.
En Bélgica, este tipo de de debates suelen tener lugar como eco de los que se producen en Francia, pero influidos también por las políticas laxistas de la vecina Holanda, y no es de extrañar que mientras los belgas se enteraban de las propuestas del presidente francés para prohibir el uso de vestimentas que cubren el cuerpo completamente, supieran también que el Ministerio de Justicia belga ha aconsejado que se autorice el uso del velo a todas las funcionarias que lo deseen «siempre que no tengan que vestir uniforme».
Niega el genocidio armenio
En fin, colmo de contradicciones, Özdemir viene de Turquía, donde no hay ninguna duda al respecto porque ninguna funcionaria, ni mucho menos parlamentaria, está autorizada a cubrirse con el pañuelo. No obstante, ella se siente tan vinculada a la tierra de sus padres que ya ha hecho declaraciones en las que niega la existencia del genocidio armenio, lo que le ha valido una denuncia del Centro Contra el Racismo.