El burka, ¿moda o afrenta?

ABC, JUAN PEDRO QUIÑONERO | PARÍS, 24-06-2009

Siguiendo la pauta marcada por Nicolas Sarkozy, la Asamblea Nacional anunció ayer la formación de una misión parlamentaria que deberá proponer, dentro de seis meses, un proyecto de ley, un decreto u otro tipo de acciones, para prohibir, reglamentar o definir una posición nacional sobre el uso del burka en Francia, que el presidente de la República considera «indeseable», síntoma de servidumbre y esclavitud de las mujeres musulmanas.

La misión parlamentaria invitada a evaluar el alcance concreto del uso del burka está integrada por 32 diputados (17 conservadores, 11 socialistas, 2 centristas, 2 de izquierdas varias) y comenzará sus trabajos a primeros del próximo mes de julio.

Quizá la primera tarea de la misión parlamentaria sea evaluar el alcance exacto del uso del burka entre las musulmanas francesas, entre las que hay distintas sensibilidades enfrentadas, estableciendo un primer contacto con el «Conseil français du culte musulman» (CFCM), que integra a las distintas organizaciones representativas del islam francés. El CFCM considera que el burka tiene en Francia un uso «ultra minoritario», e invita al gobierno a «no precipitarse», dejando que la educación, la cultura y la evolución de las costumbres «sigan su curso».

Según los especialistas, en Francia (65 millones de habitantes) hay entre 5 ó 6 millones de musulmanes. Sin embargo, se trata de una realidad religiosa muy fragmentada y balcanizada. El islam francés, de origen magrebí, básicamente, es un islam mayoritariamente malekita, institucionalmente moderado, financiado por Argelia y Marruecos, veladamente hostiles a todas las derivas y tentaciones subversivas del islam salafista.

Nadie sabe a ciencia cierta cuántas francesas usan habitualmente el burka. Según los diputados que propusieron la prohibición, se trata de un problema creciente, en algunos barrios periféricos de grandes ciudades, como Lyon o Marsella. El Ministerio de Interior calcula oficiosamente que en Francia hay entre 30.000 y 50.000 musulmanes salafistas, pero no hay cifras precisas sobre el uso del burka, que también tiene algo de moda.

Con motivo de la polémica en curso, varias musulmanas jóvenes, francesas de nacimiento, crecidas en familias laicas, musulmanas de elección, dicen vestir el burka por convencimiento religioso íntimo. «Me sentiría desnuda sin mi burka», ha llegado a declarar una joven musulmana nacida en una familia agnóstica, horrorizada ante la deriva de una hija díscola. Varios diputados, sin embargo, han denunciado el caso de musulmanas obligadas por sus padres o hermanos a usar tal vestimenta.

Hace cinco años, Francia ya legisló contra el uso del velo islámico en las escuelas, con un resultado que tampoco fue satisfactorio para los católicos franceses: la legislación del 2004 ya prohíbe el uso de «signos religiosos ostentatorios», equiparando la cruz cristiana, el velo islámico y la kipá judía.

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