Cosas de la vida
Lejos de mi tierra
Deia, , 20-06-2009con la dichosa crisis, la tan mencionada y sufrida crisis, asociaciones, ONG y colectivos de inmigrantes están preocupados por que aumente el rechazo hacia ellos. Y a mí me parece que, si no hay una abierta xenofobia, ese rechazo sí que se está viviendo. Parece que hubiera una competición por los puestos de trabajo entre nacionales y extranjeros, que ellos fueran nuestros rivales y que por su culpa estuviéramos como estamos. Y me parece una visión de lo más errónea y peligrosa, sobre todo porque nace de la irracionalidad, de los impulsos, de los sentimientos, de la desesperación. Cuando uno sale de su tierra y decide aventurarse en otros mundos aprende, entre otras cosas, a valorar, amar, querer a las personas sin fijarse en su pasaporte. Cuando uno viaja fuera, especialmente a un país en desarrollo, y vive, lucha, trabaja codo con codo con su gente, el vínculo que uno crea no desaparece jamás. Y es ahí cuando comprende, realmente y en profundidad, el proceso migratorio. Primero, porque se ha convertido en un inmigrante y porque ha conocido a los que más tarde pueden convertirse en migrantes en Europa. A mí que me ha pasado, me resulta imposible ver a un extranjero como un enemigo. Es un trabajador más buscándose la vida, legítimamente, que, como nosotros, está sufriendo las consecuencias de una crisis que ni él ni yo hemos provocado.
Saioa Aristizabal es vecina de Bilbao
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