sebastián mora coordinador de área de cáritas en el estado
"Vivimos una crisis de confianza; la gente empieza a dejar de creer en el futuro"
El coordinador del área de Cáritas en España, Sebastián Mora Rosado, lamenta la creciente apatía que comienza a mostrar la sociedad en estos tiempos de recesión. "Sociológicamente hablando, el modelo de participación social se ha acabado por romper", asegura
Deia, , 19-06-2009donostia. Sebastián Mora, integrante del Observatorio creado por Cáritas para analizar la evolución de la crisis, ha visitado Donostia para ofrecer una conferencia sobre los Retos y propuestas para salir de la compleja situación actual.
Un boliviano en situación irregular pierde el brazo y su jefe lo tira a la basura. Parece el icono del precio de la vida en la actualidad. ¿La inmigración es la más sacudida en estos tiempos de crisis?
Los efectos se están notando radicalmente en la inmigración, porque sacude a la construcción y al sector servicios, donde había un gran número de personas ocupadas. Además, están sufriendo una tremenda debilidad jurídico – administrativa. Empezamos a encontrarnos con extranjeros que al quedarse sin trabajo y sin subsidio no pueden renovar su permiso de residencia y trabajo porque no cuentan con el empleo necesario. Han cotizado durante años, pero ahora están pasando a una situación irregular.
Como si fueran mano de obra de usar y tirar.
Siempre recuerdo una frase de un ministro suizo de los años 60, cuando los españoles fueron a trabajar allí. Decía aquello de “pedimos manos de obra y nos mandaron personas”. Vivimos ahora esa situación. Es decir, mientras necesitábamos a los inmigrantes lanzábamos grandes proclamas de la interculturalidad. Nos hemos encontrado con unos años de cierto idealismo sobre la presencia de los inmigrantes, y ahora que no producen, los mandamos fuera. Eso es utilizar a las personas en un contexto económico determinado y menospreciarlas cuando las cosas no están tan bien.
¿Percibe una falta de esperanza en la sociedad? ¿Los jóvenes están dejando de creer en el futuro?
El sentido vital de las personas está siendo muy tocado en esta crisis. Leemos la pobreza y la exclusión desde tres parámetros: el económico, el relacional, y el personal o la precariedad del sentido vital. Está situación está afectando a esos tres parámetros. Se trata de una crisis de confianza porque no creemos en lo que pueda venir en el futuro, o porque tememos lo que pueda venir. Lo vemos tan negro que preferimos estar en el presente. Es el Carpe Diem de vive el momento y no pienses en nada más.
¿Es una crisis antropológica?
Es una crisis de modelo social que ha estallado como un petardo en un momento determinado. Todos sabíamos que iba a llegar, aunque no cuándo. Ha sido una huida hacia adelante en un modelo social que es insostenible social, ecológica y financieramente. Hemos ido huyendo hacia adelante durante muchos años, y ahora lo que nos encontramos es que falla el modelo, que consume por encima de lo que el Planeta puede soportar. En estos momentos, estamos viendo los petardazos de un proceso de muy largo plazo, y lo peor de todo es que las soluciones que se están aportando son muy antiguas.
Consumo y más consumo.
Sí, e inyecciones de dinero público. Hay un dato tremendo referente a los Objetivos del Milenio, que busca el desarrollo de los países más empobrecidos. Es curioso que lo que han aportado los estados en este capítulo es ínfimo con respecto a lo que han dado los Estados Unidos para salvar cualquiera de las entidades financieras. Para erradicar el hambre en el mundo no se hace un solo esfuerzo mientras que para salvar a determinadas entidades financieras se gastan miles de millones.
“Sólo el necio confunde valor y precio”, decía Machado, algo que parece estar ocurriendo estos días.
Lo más valioso, que son las personas, lo estamos poniendo en la última escala. Lo que ocurre es que el capitalismo que vivimos es muy inteligente, inventa palabras como economía sostenible, y parece diluir así la verdadera trastienda.
En este contexto, ¿percibe apatía en la sociedad?
Sin duda, en la participación política y de movilización social en general. Sociológicamente hablando, el modelo de participación social se ha roto. En términos generales vivimos un momento de apatía siempre y cuando no nos toque el ombligo.
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