"Me ataron de pies y manos y se llevaron los 17.000 euros de la caja fuerte"

Diario de noticias de Gipuzkoa, andrei soto, 18-06-2009

Los atracadores utilizaron un cable para reducir al dependiente y le cubrieron la cabeza con una bolsa

donostia. Han transcurrido varios días y el dependiente sigue con el miedo metido en el cuerpo. Dos asaltantes irrumpieron hace dos semanas en el locutorio del número 30 de la Gran Vía donostiarra y limpiaron el contenido de la caja fuerte, nada menos que 17.000 euros. Todo ocurrió en apenas un cuarto de hora. El plan estaba milimétricamente calculado y los atracadores no dudaron en hacer uso de la fuerza para lograr su objetivo. La Ertzaintza confirmó ayer que la operación sigue abierta para atrapar a los autores del robo.

El colombiano Andrei Soto, de 26 años, se disponía a abrir el negocio a las 11.00 horas como todos los días cuando fue asaltado por dos desconocidos que actuaron con extrema diligencia. “Empecé a encender las luces de los ordenadores cuando de repente sentí que alguien venía por detrás con un cuchillo”, relataba ayer a este periódico.

Apenas le dio tiempo a ver nada. Dos personas le tomaron por la fuerza del brazo para llevarle hasta el fondo del local. “Me ataron de pies y manos con un cable, me pusieron una bolsa en la cabeza y me dejaron tendido en el suelo”, explicaba el joven de 26 años, que llegó a temer por su vida y no hacía más que pensar en esos momentos en su mujer Diana y su pequeña Isabel Sofía, que viven a miles de kilómetros de él, en su Colombia natal.

Fueron quince minutos de infarto. Los asaltantes le quitaron las llaves del local para cerrar la tienda por dentro. Andrei, tendido en el suelo, pudo escuchar cómo los asaltantes hablaban entre ellos, aunque no pudo descifrar nada. “Me pedían la clave. Lo hicieron tres o cuatro veces, y yo desde luego que se la habría dado sin dudar si la hubiera sabido. Lo raro es que consiguieron abrir la caja sin que les dijera nada”, aseguraba el chaval, que tiene problemas para dormir desde lo ocurrido.

arrastrado Unos minutos después de que vaciaran la caja fuerte, el silencio se adueñó del local. Andrei, venciendo un irreprimible temor, comenzó a arrastrarse por el suelo como pudo hasta la entrada del establecimiento, donde se encontró con un cliente habitual que en un primer instante no entendió el drama que acababa de vivir el joven . “Me vio con la bolsa en la cabeza y se pensó que era una broma. Enseguida le conté todo y no dudó en llamar a la Policía”, rememora.

El atraco se perpetró con tal sigilo que en la Librería Elizalde, que linda con el locutorio, ni siquiera se enteraron de lo ocurrido. Cuatro agentes se personaron poco después en el local, donde permanecieron por espacio de dos horas. Los agentes tomaron huellas para dar con la identidad de unos asaltantes que, por el momento, no han localizado.

El día, 31 de mayo, y el lugar elegido hacen pensar que los atracadores sabían perfectamente lo que hacían. La caja fuerte guardaba una abundante suma de dinero porque es habitual que a finales de mes se recoja todas las partidas económicas que las familias inmigrantes depositan para enviar a sus países de origen. Además, se da la circunstancia de que la Gran Vía de Gros un domingo por la mañana es una calle muy poco transitada, según relatan los vecinos de la zona, lo que puede explicar que el robo se perpetrara sin que nadie se enterara de lo ocurrido.

Andrei estos días sigue al pie del mostrador. Muchas veces desconfía de quien pueda llegar a entrar al establecimiento pero hace esfuerzos por sobreponerse a lo que, sin duda, ha sido el susto de su vida.

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