Los radicales atacan la furgoneta de un trabajador búlgaro de las obras del TAV

La agresión, ocurrida en Mondragón, supone la primera acción de kale borroka contra un operario de la 'Y' vasca

El Correo, EL CORREO, 18-06-2009

La violencia radical contra el TAV alcanzó ayer a un trabajador de nacionalidad búlgara, que participa en uno de los tajos del Tren de Alta Velocidad en Euskadi y cuya furgoneta fue atacada mediante un cohete pirotécnico en Mondragón. La intervención de varios transeúntes evitó que los autores pudieran consumar la agresión, ya que se dieron a la fuga abandonando precipitadamente en su huida una garrafa de líquido inflamable con la que supuestamente querían calcinar el vehículo. El Gobierno vasco y otras instituciones, como la Diputación y las Juntas Generales de Guipúzcoa, así como los partidos democráticos condenaron ayer el ataque, primero de violencia callejera perpetrado contra un operario de la ‘Y’.

Los hechos ocurrieron sobre la una de la madrugada. Al menos dos personas rompieron un cristal del automóvil particular del operario, que se encontraba estacionado en la calle Zuragalde, próxima al lugar donde reside su propietario, e introdujeron un cohete que, al explotar, provocó daños en la tapicería. Al parecer, su intención era rociar la furgoneta con líquido inflamable e incendiarla, pero la aparición de varias personas en las cercanías les obligó a darse a la fuga.

Las llamas ocasionadas por el cohete fueron sofocadas rápidamente por los miembros de una patrulla de la Ertzaintza, sin que el fuego afectará a otros vehículos aparcados en la misma zona, según informó Interior. En una fachada a escasa distancia del lugar del ataque, algunos desconocidos habían realizado una pintada de rechazo al TAV.

Con éste son ya 58 los sabotajes perpetrados por el entorno de ETA en bienes y propiedades de las empresas implicadas en la que ahora mismo es la obra estrella de la comunidad autónoma vasca. La propia banda terrorista ha atentado en cuatro ocasiones contra este proyecto, dentro de una campaña que alcanzó su punto más cruel con el asesinato, el pasado 3 de diciembre en Azpeitia, de Inaxio Uria, consejero de una de las compañías.

Días más tarde, en el mismo comunicado donde reivindicaban este crimen, los terroristas extendían la amenaza de muerte a «los ingenieros, técnicos superiores, responsables o dirigentes de empresas» que tomasen parte en la ‘Y’. El afectado está contratado en una de las firmas que trabajan en el trazado próximo a Mondragón y el ataque ocurrió apenas unas horas después de que el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, y el consejero vasco de Interior, Rodolfo Ares, analizaran en una reunión la seguridad de los tajos y anunciaran que sus departamentos perseguirán a «todos quienes utilicen la violencia, desde el más pequeño sabotaje hasta las bombas».

Una «obra vital»

Las reacciones no se hicieron esperar. El Gobierno vasco, y particularmente la consejería de Interior, expresaron su solidaridad con el operario afectado y el resto de trabajadores del TAV y anunciaron su compromiso de «llevar adelante, sin vacilaciones de ninguna clase, la construcción de esta obra pública vital para el futuro de Euskadi». También el delegado del Gobierno, Mikel Cabieces, mostró su «rechazo» al ataque y recordó que el Tren de Alta Velocidad es una infraestructura «demandada por la sociedad vasca y fundamental para que su desarrollo económico y social se vaya haciendo, día a día, realidad».

En esta línea se pronunció la Diputación de Guipúzcoa, convencida de que «ésta es una obra que este país terminará», mientras que la presidenta de las Juntas Generales en ese territorio, Rafaela Romero, pidió al Ayuntamiento de Mondragón y a su alcaldesa, Inocencia Galparsoro (ANV), que «condenen la violencia terrorista y la de todos aquellos que coartan los derechos y libertades de las personas». En ese sentido, el PSE presentó una moción de condena, que deberá ser debatida por la Corporación el 26 de junio.

La plataforma anti – TAV AHT Gelditu convocó una concentración para el sábado en Irún en un comunicado donde no menciona el ataque sufrido por «un trabajador inmigrante que ha tenido que dejar su país en busca de futuro», según destacó el sindicato UGT en su condena del atentado.

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