Valencia

Más de dos años de duro trabajo irregular en España y ha tenido que ser una desgracia personal, la pérdida del brazo izquierdo, la que permita a Franns Rilles Melgar obtener los papeles que sus empleadores no le quisieron tramitar. El Consejo de Ministros decidió ayer regularizar la situación de Franns de manera extraordinaria, tras el impacto mediático y social de su caso.

Franns compartía empleo sumergido con otros tres inmigrantes sin papeles, según admitió ayer a la Ser Javier Rovira, uno de los dos hermanos que regentan el negocio de Real de Gandía, donde trabajaba. Pero el resto ha decidido desaparecer. Rovira escurrió el bulto y acusó a sus propios empleados de «trucar» las máquinas que utilizaban para la fabricación del pan «para hacer el trabajo seguido e ir más rápido».

Además, se defendió asegurando que otros empresarios también contratan indocumentados: «No soy sólo yo; todas las panaderías que hay por aquí están igual. Ningún español quiere hacer esta faena».

La vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, confirmó que la Inspección de Trabajo detectó «graves deficiencias de seguridad e higiene»; entre ellas, la anulación del sistema de parada.

Los hermanos Rovira han sido citados a declarar como imputados por el Juzgado de Instrucción número 6 de Gandía, que ha abierto diligencias previas para investigar.

Shirley Vargas, la madre del herido, pidió ayer ayuda para viajar y poder cuidar a su hijo porque no tiene dinero. En una entrevista al canal boliviano Red Uno, explicó que Franns emigró hace tres años con el dinero que consiguió de la venta de un coche que le regaló su abuela para que trabajara como chófer, a lo que renunció cuando vino a España.

Delmundo.es

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