La búsqueda de náufragos se traslada a la costa marroquí
El País, , 06-06-2009La fuerza de las corrientes que atraviesan de oeste a este el Estrecho de Gibraltar, que alcanzan las tres millas náuticas (5,5 kilómetros por hora), ha hecho que las labores de rescate de la veintena de inmigrantes desaparecidos tras el naufragio de una lancha neumática, el jueves a cuatro millas al norte de Tánger (Marruecos), se trasladen a más de 50 kilómetros al este de ese lugar. Otras 22 personas, 11 hombres y 11 mujeres, fueron rescatadas con vida del desastre.
Aunque los propios supervivientes relataron que el grupo, que intentaba llegar a Tarifa (Cádiz), estaba compuesto por hasta 62 personas, fuentes cercanas a los movimientos migratorios en Marruecos señalaron que en la Zodiac BJ 7 viajaban 44, más del doble del máximo aconsejado por el fabricante. De ellas, la mitad eran de nacionalidad nigeriana, tres procedían de Senegal, y el resto, de Ghana y Malí, informa Cándido Romaguera. Algunos se habían instalado en Tánger tras cruzar el Sáhara antes de intentar dar el salto a España, y otros habían llegado a esa ciudad del norte de Marruecos desde Rabat, Casablanca y Oujda.
Ayer por la tarde, el remolcador de Salvamento Marítimo Luz de mar rastreaba una zona a 10 kilómetros al este del cabo ceutí de Punta Almina, en aguas territoriales marroquíes. A las labores de búsqueda se unió un helicóptero de la Guardia Civil, que sobrevoló las aguas españolas junto a la ciudad autónoma, y que fue relevado por el helicóptero de Salvamento Marítimo Helimer 209, que, al contrario de la aeronave del Instituto Armado, tiene menos problemas para entrar en el espacio aéreo del reino alauí. Este helicóptero tenía previsto inspeccionar una zona de otras 50 millas (92 kilómetros) a levante de Ceuta. Fuentes de Salvamento Marítimo, dependiente del Ministerio de Fomento, calculan que se han peinado “unos 800 kilómetros cuadrados” hacia el este del lugar de la tragedia.
El despliegue de medios, que se completará hoy con el avión Sasemar 101, tiene pocos visos de dar frutos en forma de recuperación de alguno de las personas perdidas, ocho de ellas bebés, que los supervivientes declararon que viajaban con ellos.
Por la mañana, la lancha Salvamar Alkaid, con base en Tarifa, dio una nueva batida, probablemente ya la última, por las aguas en las que zozobró la embarcación de los inmigrantes. La lancha no halló ningún cuerpo en el agua, pero el viaje no fue del todo en balde, ya que pudo auxiliar a un pesquero averiado. Mientras tanto, decenas de windsurfistas, kitesurfistas y demás deportistas del viento cabalgaban las olas aparentemente ajenos al hecho de que bajo sus tablas se encuentra un cementerio marino.
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