La drástica reducción de la llegada de inmigrantes ilegales a bordo de pateras a España por efecto de la crisis económica terminó de forma dramática en la madrugada del jueves con el rescate de 22 subsaharianos que naufragaron en aguas de Tánger y la desaparición de un número indeterminado de compañeros de travesía, entre ellos ocho bebés. Un aviso desde España al servicio de Emergencias de Andalucía permitió alcanzar la embarcación ya volcada para poder salvar al menos un puñado de vidas de esta nueva tragedia en el Estrecho. La llegada de 130 sin papeles entre el martes y el miércoles a las costas de Almería y Murcia, tras dos meses sin pateras, ya revelaba que el efecto disuasorio del paro y el desplome de la actividad económica en España reducirán la presión migratoria, pero que no serán suficientes para interrumpir una de las principales rutas entre el continente subdesarrollado y Europa.