La desaceleración migratoria
El Mundo, , 04-06-2009El padrón experimenta la crecida de extranjeros más baja de la década Madrid
La crisis ha logrado en un año lo que las políticas de blindaje y control de fronteras no han conseguido en dos lustros: frenar la llegada de inmigrantes a nuestro país. La falta de trabajo ha provocado en España un fenómeno de desaceleración migratoria que tiene su fiel reflejo en la estadística. Así, el padrón municipal ha experimentado la crecida de extranjeros regulares e irregulares más baja de la década.
En 2008, la población foránea sólo se incrementó en un 6,3% (es decir, un aumento de 329.929 habitantes). El porcentaje es bajo en relación a otros años; por ejemplo, en 2007, cuando hubo 749.208 inmigrantes más, lo que se tradujo en una subida del 16,58%. Se desinfla la burbuja multicultural que apareció a principios del siglo XXI y convirtió a España, junto a EEUU, en el principal país de acogida del mundo.
El avance del padrón municipal a 1 de enero de 2009, dado a conocer ayer por el Instituto Nacional de Estadística (INE), revela que somos cada vez más – 46.661.950 habitantes, repartidos entre 41 millones de españoles y 5,59 de inmigrantes – , pero crecemos cada vez menos. Este año, el ritmo de empadronamiento se ha reducido a la mitad: de casi un millón de nuevos ciudadanos que había en 2007 se ha pasado a 504.128. En otras palabras, sólo hemos aumentado un 1,1%.
Los inmigrantes ejercían hasta ahora como motor de propulsión del crecimiento vegetativo e iban llenando los huecos que dejaban libres los españoles. Éstos apenas crecen este año – la subida es del 0,4%: 174.199 personas más – porque no tienen hijos. De igual forma, otras nacionalidades que en los últimos tiempos habían protagonizado un boom también se están estancando.
Es el caso de los rumanos, que son 796.576. Entre 2007 y 2008 llegaron 220.823. Este año sólo han sido 64.770 más (una subida del 8,9%). Los búlgaros siguen su ejemplo: de un crecimiento de más del 25% han pasado a uno del 6,7%.
Incluso hay colectivos que pierden población, como los bolivianos, los argentinos y los ecuatorianos. En el INE explican que es debido a que, o bien se han nacionalizado españoles y, por tanto, han dejado de aparecer en la estadística, o bien no han renovado su padrón, lo que significa que se han marchado a su país.
En este sentido, el experto en Antropología Social e Inmigración Miguel Pajares apunta que los que más están regresando son los latinoamericanos, muchos de los cuales tienen nacionalidad española y por eso ni siquiera aparecen en los registros. «El retorno no es masivo, pero sí se está produciendo», confirma. «Las cifras prueban que, efectivamente, la gente venía porque nuestro mercado laboral lo demandaba. En la medida en que no hay trabajo, están viniendo muchos menos y parte de los que estaban se marchan». La población foránea sigue siendo, en cualquier caso, numerosa: ya representa el 12% de la población, el porcentaje más alto de toda la UE.
El avance chino
Los chinos (145.425 habitantes) son, junto a los paraguayos (80.467), los extranjeros que más crecen en el padrón. Silenciosamente han ido ganando peso en España – el año pasado crecieron un 16% y este, un 15,5% – hasta convertirse en la décima nacionalidad foránea más numerosa, por delante de los argentinos y de los peruanos. Por otro lado, Baleares sigue siendo la región con más porcentaje de recién llegados: uno de cada cinco de sus habitantes es extranjero.
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