La fiscalía solicita la detención de tres carceleros de la Alemania nazi
El Periodico, , 30-05-2009Fin a la impunidad. La fiscalía de la Audiencia Nacional solicitó ayer al juez Ismael Moreno la detención y el ingreso en prisión de tres nazis que fueron guardianes en tres campos de concentración en los que estuvieron internados 7.000 españoles, de los que 4.300 murieron. Los criminales – – Johann Leprich, Anton Tittjung y Josias Kumpf – – se habían refugiado en EEUU, pero este país les retiró la nacionalidad al descubrir su pasado criminal. Un cuarto nazi, John Demjanjuk, ha sido entregado a Alemania para ser juzgado.
Para el ministerio público, los hechos son constitutivos de un delito de genocidio. Además, reconoce la competencia de la Audiencia Nacional por haberse producido víctimas españolas. En su escrito de 10 folios, el fiscal explica que miles de españoles fueron internados en Mauthausen, Sachsenhausen y Flossenbürg entre 1942 y abril de 1945.
MALTRATO EXTREMO
En estos centros, los internos – – añade la fiscalía – – fueron sometidos “a programas de exterminio diseñados por el sistema nacionalsocialista, siendo retenidos en contra de su voluntad por razones de raza, religión, nacionalidad o convicciones políticas”. También fueron “objeto de formas extremas de maltrato y abuso, incluido el asesinato”. Los prisioneros españoles llegaron a los campos “en convoyes de deportados procedentes de diversas ciudades europeas, siendo sometidos a tratos inhumanos y violencia, llegando incluso a la muerte en multitud de ocasiones”.
Leprich (Birk, Rumanía, 1925) fue miembro del denominado Batallón de la Calavera y estuvo destinado al campo de Mauthausen. En el 2003 se inició en Michigan (EEUU) su proceso de deportación tras haber permanecido oculto durante 16 años en Canadá. En el 2006 fue puesto en libertad después de que Rumanía, Alemania y Hungría se negaran a aceptar su extradición.
Tittjung (Erdud, Croacia, 1924) también trabajó en Mauthausen y emigró a EEUU, aunque ahora es un apátrida. Croacia, Alemania y Austria rechazaron su entrega. Portaba una calavera y unas tibias en el cuello de su uniforme y se dedicaba a vigilar el perímetro del campo, a escoltar a los prisioneros hasta los lugares de trabajo y a vigilarles mientras realizaban labores propias de esclavos. Tenía orden de disparar a cualquiera que intentase huir.
CÁMARAS DE GAS
Kumpf (Nova Pasova, Yugoslavia, 1925) prestó servicio en Sachsenhausen, donde había cámaras de gas. En 1956 llegó a EEUU con un visado de inmigrante y en 1964 obtuvo la nacionalidad estadounidense, que le fue retirada en el 2005. En los procedimientos en los que perdió dicha nacionalidad, reconoció que era miembro del Batallón de la Calavera, aunque limitó sus funciones a la vigilancia de los prisioneros y a evitar que escaparan. También confirmó la existencia de las cámaras de gas. “Me contaron que metían a la gente dentro y que ahí terminaba todo. No salían de ahí, eso es lo que contaron”, explicó.
Estas pruebas han sido corroboradas por los supervivientes Jesús Tello, de 85 años, y Ramiro Santisteban, de 87 años, que en marzo relataron que a los guardias que mataban prisioneros se les recompensaba con un día de permiso.
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