«Conocer un poco mejor a los compañeros así como las pautas culturales de cada país en buena compañía es el objetivo que persigue esta jornada», asegura Manuel Reina, uno de los profesores del Centro de Educación Permanente de Adultos (CEPER) de la comarca. Organizador de la actividad, para él no hay mejor forma de aprender que compartiendo con los demás una buena charla mientras se disfruta de un delicioso plato de comida casera.

Así lo admite Rust Nellida Brituz, estudiante del CEPER desde hace tres años, los mismos que lleva en España. Para ella, la formación y las actividades que en el centro se realiza durante todo el año tiene muchos beneficios y desde el organismo se le ofertan numerosas ayudas para el día a día como la gestión de un abogado especialista en Inmigración.

Al encuentro, celebrado ayer en el parque del Esparragal, asistieron más de 300 personas que aportaron su granito de arena llevando cada uno un plato típico de su tierra. Así era curioso observar un tajín marroquí junto a un salmorejo cordobés o las tortillas paraguayas de la propia Rust. Además de las aportaciones de cada alumno, a cual más variada, el Ayuntamiento elaboró una paella gigante para que los asistentes la probasen.

Platos para todos

Para Francisco Ruíz, vecino de Fuengirola que acompañaba a su mujer en las jornadas, «es curioso como la gastronomía llega a unir a nacionalidades tan diferentes como la española y la rusa». Este fuengiroleño asistía por primera vez a las jornadas, y destacó «las ganas de divertirse de todos y el buen hacer de los compañeros».Además de localidades como la propia Mijas o la vecina Fuengirola, el encuentro aglutinó a miembros de otros centros de la comarca, como Benalmádena o Torremolinos.

Acompañados de sus hijos, maridos o nietos, nadie quiso perderse el encuentro en el que disfrutaron del campo y dejaron por un día las aulas para educarse en valores de multiculturalidad y convivencia. El CEPER tiene su sede en el IES Sierra Mijas y cuenta con 630 matriculados, con edades que van de 16 a los 85 años. Entre las clases destacan los cursos de preparación para el título de ESO.

Las jornadas que pretendían ser un anticipo de la fiesta de fin de curso, que acaba a finales de junio, contó también con la actuación de un grupo de folclore senegalés y numerosas actividades deportivas para fomentar la convivencia entre los distintos colectivos. Y es que la amistad no sabe de idiomas ni fronteras.