L A cifra, que expresa el fracaso de la medida, no desmerece de otras registradas en otras comunidades porque, en general, los datos oficiales de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) reconocen el nulo éxito de estos planes. En Navarra, ni siquiera ese porcentaje de paro entre los inmigrantes , que se estima superior al 20%, anima a regresar al país natal.

La explicación de que sólo 40 personas de las 8.000 desempleadas opten en Navarra por la vuelta a su país hay que buscarla en la adaptación a la tierra de acogida y el temor a perder la nacionalidad, pero, sobre todo, en que no resulta en absoluto estimulante abandonar una situación económica complicada para caer en otra mucho peor, donde la calidad de vida baja muchos enteros y tampoco el futuro presenta perspectivas ilusionantes. Sólo quienes advierten en su país unas condiciones atractivas y de estabilidad se apuntan al retorno de manera espontánea, si bien las cifras resultantes no alcanzan, ni de lejos, el nivel pretendido por el Gobierno central con estos planes. Algo sospecharía el Ejecutivo cuando fue variando sus previsiones a la baja, comenzando por un millón, reduciéndolo posteriormente a 60.000 personas y consiguiendo, finalmente, el regreso de 3.000 trabajadores inmigrantes . La política de inmigración de este Gobierno ha funcionado a bandazos en las dos legislaturas, desde la manga ancha hasta las posteriores rectificaciones, pero peor aún que las equivocaciones son las pésimas correcciones posteriores como este plan de los errores. Por otra parte, no se puede utilizar la mano de obra de inmigrantes cuando conviene a una economía boyante e intentar desprenderse de ella si las cosas vienen mal dadas. De salida debió elaborarse una ley consecuente que ofreciera trabajo y dignidad a quien estuviera dispuesto a incorporarse al mercado laboral, pero siempre dentro de la legalidad. Lo contrario ha traído no pocos abusos y tiranías contra los propios inmigrantes y, para colmo, la brusquedad de la crisis ha cambiado el panorama hasta hacer que la presión del desempleo se quiera maquillar con planes de retorno.