Una avalancha humana acaba con la vida de dos porteadoras en un paso fronterizo de Ceuta
Deia, , 26-05-2009ceuta. La muerte de dos mujeres marroquíes junto al paso fronterizo que separa Ceuta de Marruecos ha sido el triste final para dos de las personas que a diario cruzan el paso fronterizo para ganar unos euros con los que mantener a sus familias.
Las inmediaciones de la frontera del Tarajal eran ayer un hervidero de comentarios sobre el trágico suceso que ha causado la muerte a dos mujeres que habitualmente trasladaban bultos con mercancía a su país de origen.
Una aglomeración de más de 200 personas había provocado que las dos mujeres perdieran el equilibrio y fallecieran entre la multitud de los miles de marroquíes que, todos los días, repiten la misma escena: aglomeración tras aglomeración.
Un porteador, identificado como Mustafa M., contó, casi con lágrimas en los ojos, que “han muerto por unos míseros euros”, en relación al poco dinero que reciben por el paso de la mercancía y que no va más allá de los cinco euros al día.
“Cuantos más viajes y más cargados vayamos más dinero nos dan”, nos dice el propio Mustafa M., quien dice que no conocía a ninguna de las dos fallecidas, pero que le parecía que vivían en Castillejos, la primera población marroquí nada más cruzar la frontera, de la que dista unos 7 kilómetros.
Un empresario, que prefiere mantener el anonimato, tampoco esconde su malestar por este hecho y recuerda que los responsables de los polígonos industriales del Tarajal, donde se condensa la actividad comercial con Marruecos, ya habían pedido el cierre del puente del Biutz, un paso habilitado exclusivamente para el paso de mercancías.
El empresario dice que las aglomeraciones son diarias y que “sabíamos que algún día podía pasar una desgracia”, y nos refrescaba la memoria por la muerte de una mujer en Melilla, en similares circunstancias, en noviembre del pasado año.
La Policía Nacional había acordonado la zona, pero las escaleras por donde se precipitaron las mujeres todavía conservaban el resto de sangre, captado por las imágenes de las decenas de periodistas concentrados en el lugar. Uno de los agentes de la Policía Local, encargado de regular el tráfico en las inmediaciones de la frontera, desvela su impresión: “Era algo que se temía y ha pasado”.
Para empresarios, porteadores y policías parecía la crónica de “una muerte anunciada” pero otras porteadoras marroquíes, que huyen de las cámaras, sólo podían echar alguna lágrima para lamentar la muerte de dos mujeres anónimas que han fallecido buscando una vida mejor.
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