Mueren dos mujeres marroquíes en una avalancha en un paso fronterizo de Ceuta

- Las dos porteadoras perdieron el equilibro y murieron aplastadas por unas 200 personas - En el accidente hubo 20 heridos leves, entre ellos cuatro policías que intentaban ayudar a los marroquíes atrapados

Diario de Navarra, EFE. CEUTA, 26-05-2009

Dos mujeres marroquíes murieron ayer aplastadas en una aglomeración en las inmediaciones de la frontera que separa Ceuta de Marruecos en un suceso donde también resultaron heridas unas veinte personas, entre ellas cuatro policías nacionales.

Los incidentes, según fuentes de la Delegación del Gobierno, se produjeron cuando los porteadores marroquíes regresaban a su país cargados con los bultos de mercancías adquiridos en la ciudad. Hacia las 11.30 horas, una avalancha protagonizada por alrededor de 200 personas que circulaban por una rampa con un desnivel de unos seis metros de altura, terminó con la muerte de dos mujeres de 32 y 53 años.

El Delegado del Gobierno, José Fernández Chacón, aseguró que el accidente fue inevitable y que los policías resultaron heridos cuando intentaban ayudar a los porteadores heridos.

Tránsito diario

Precisamente uno de ellos, identificado como Mustafa M. cuenta casi con lágrimas en los ojos que “han muerto por unos míseros euros”, en relación al poco dinero que reciben por el paso de la mercancía y que no va más allá de los cinco euros al día. “Cuantos más viajes y más cargados vayamos más dinero nos dan”, nos dice el propio Mustafa M., quien dice que no conocía a ninguna de las dos fallecidas, pero que le parecía que vivían en Castillejos, la primera población marroquí nada más cruzar la frontera, de la que dista unos 7 kilómetros.

Un empresario, que prefiere mantener el anonimato, tampoco esconde su malestar por este hecho y recuerda que los responsables de los polígonos industriales del Tarajal – donde se condensa la actividad comercial con Marruecos – ya habían pedido el cierre del puente del Biutz, un paso habilitado exclusivamente para el paso de mercancías.

El empresario dice que las aglomeraciones son diarias y que “sabíamos que algún día podía pasar una desgracia”, para lo cual nos refrescaba la memoria por la muerte de una mujer en Melilla, en similares circunstancias, en noviembre del pasado año.

La Policía Nacional había acordonado la zona, pero las escaleras por donde se precipitaron las mujeres todavía conservaban el resto de sangre, captado por las imágenes de las decenas de periodistas concentrados en el lugar. La Delegación del Gobierno anuncia que estudiará otro sistema de acceso que evite tragedias como la de ayer.

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