áFRICA es mi tierra. A mí me dices África y me levantas todo. Yo estoy orgulloso de África", dice con una sonrisa Sergio, un joven senegalés de 23 años. Pese a su juventud, Sergio lleva siete años viviendo en Bilbao, habla un perfecto castellano y se siente integrado.

Sergio es inmigrante africano, como tantos otros que pasean por la calles y dibujan el nuevo paisaje de Bilbao. Hoy, en el Día de África, un grupo de personas de Mali, Senegal, Camerún, República Democrática del Congo y Guinea comparte con DEIA su cultura, sus experiencias y sus preocupaciones.

“Algunos piensan que todos los negros somos iguales, pero somos diferentes. De Senegal, diferente; de Costa de Marfil, diferente; de Camerún, diferente. Todo es África, pero cada país tiene su costumbre”, señala Malolo, de República Democrática del Congo.

“Senegal es un país muy divertido, a la gente le gusta bailar y la música. Puedes estar tocando el yembe en la calle hasta las once de la noche”, relata Sergio. “Eso es lo que más echas de menos y a la ama que te prepare el plato de comida. Ver a tus hermanos y a tu madre. Eso es lo más bonito de la vida”, dice con nostalgia. “La comida que más echo de menos es el arroz con alubias de mi mamá. En el Congo se llama Madesu”, señala por su parte Malolo.

El grupo se ha reunido en el local de Solidaridad Internacional, entre la calle Conde Mirasol y San Francisco. Allí tiene su sede CREA, el Centro de Recursos Africanistas de Euskadi. Moshe es voluntario y colabora, junto con otros compañeros africanos y vascos, en divulgar la cultura africana en Bilbao.

“Aquí estamos haciendo un cambio en las mentes. Algunos europeos piensan que en África la gente no vive bien, que son unos salvajes, que no tienen inteligencia, que no estudian, que no saben hacer nada”, dice con pesar. “Eso no es así. La gente en África tiene educación. El problema es que no hay paz. Siempre guerra.. Por eso, los africanos llegan a Europa, para buscar la libertad. No para buscar qué comer”.

“La persona quiere estar en paz y en África no hay paz”, interviene Malolo. “Mi país todavía no está bien, la gente se está muriendo”, agrega. “Congo tiene muchos problemas, siempre la guerra. Pero el gobierno español dice que no puede aceptar las demandas de asilo de congoleños. ¿Por qué? No sé. Eso me hace sentir mal. No sé si las ONG pueden ayudar, qué se puede hacer”, lamenta otro congoleño, Rufin.

Tanto él como Malolo solicitaron el estatus de refugiado cuando llegaron a Bilbao, pero a ambos les fue denegado. Thomas, otro compatriota, está esperando en estos momentos la respuesta.

Carmen Ninamango, integrante de CREA, interviene: “Precisamente, CREA ha surgido para que exista un lugar en donde se puedan manifestar y compartir, en condición de igualdad, con los ciudadanos y ciudadanas vascas. Queremos que tengan voz. Que la gente conozca y tenga una idea verdadera, responsable y solidaria de África. Porque la sociedad tiene una información muy limitada y eso le hace tener una opinión sobre África y los africanos”.

El objetivo es lograr la integración de los inmigrantes africanos. Para ello cuenta también con clases gratuitas de castellano, euskera e informática. Asimismo, trabaja en la creación de una asesoría sobre trámites y leyes relacionada con inmigración y asilo. Porque para una integración real y verdadera, el inmigrante necesita regularizar su situación. Y es, precisamente, este punto el que más preocupa a los jóvenes africanos.

“Llevo cuatro años empadronado, tengo tres diplomas y no tengo trabajo. Entiendo que hay crisis, pero antes no había. No he vendido droga, no he robado, no tengo huellas en la Policía, estoy perfecto. ¿Por qué no me quieren dar un permiso de trabajo?”, se queja Malolo.

Del grupo de africanos, casi todos están estudiando o han estudiado cursos de formación, pero sólo uno ha conseguido trabajo.

“Los africanos llegan a Europa para buscar

la libertad, no para buscar qué comer”

El principal deseo de los inmigrantes es regularizar su situación y encontrar un trabajo