Los agentes de la Comisaría de Policía Nacional en Cartagena han culminado en los últimos días dos operaciones para desmantelar sendas redes dedicadas a la prostitución mediante la explotación de trabajadoras extranjeras con residencia ilegal en España: una funcionaba en la calle San Fernando de la ciudad, en pleno casco histórico; y la otra, en un club de alterne de Miranda.

Fruto de las investigaciones llevadas a cabo durante varios meses, los efectivos de la Brigada de Extranjería y Fronteras ha arrestado a veintinueve personas como presuntas autoras de delitos de favorecimiento de inmigración ilegal, contra los derechos de los trabajadores extranjeros y relativos a la prostitución.

La intervención de mayor envergadura se ha centrado en un prostíbulo de la diputación de Miranda. En colaboración con la Inspección de Trabajo, la Policía sorprendió en el interior del club a 34 mujeres y un hombre de origen extranjero de los que 24 no tenía la documentación en regla.

Fueron detenidos y puestos a disposición judicial con propuestas de expulsión del país o de traslado al Centro de Internamiento de Extranjeros, según su nacionalidad, situación legal previa.

Asimismo, los agentes detuvieron a los responsables del prostíbulo: el español José Antonio M. S., de 37 años, y el moldavo M. G., de 36 años. Están acusados de un delito contra los derechos de los trabajadores.

«Esta intervención culmina una amplia investigación, pero fue una sorpresa encontrarnos a tanta mujer en situación irregular. Creo que hemos dado un paso muy importante en la lucha contra estas mafias de la explotación laboral y sexual», afirmó ayer el comisario de Cartagena, José María García.

La batalla contra esas dos lacras ha permitido también a los efectivos que dirige García a desmontar un negocio clandestino de prostitución en la calles San Fernando de Cartagena y otras cercanas.

Circunstancias claves

Las vigilancias policiales y las amenazas mutuas entre los dos cabecillas de la red, dos mujeres de nacionalidad marroquí, madre e hija (F. T. y H. K.), ha llevado a detenerlas

por delitos relativos a la prostitución, coacciones y lesiones graves. A base de golpes, ambas féminas obligaban a una tercera a ejercer como meretriz.

«Las amenazas entre las mujeres han sido clave en este caso, porque muchas veces tenemos muy complicado intervenir ante la prostitución», comentó el comisario.

Éste subrayó que si en el caso de Miranda ha sido necesario demostrar el vínculo laboral entre los responsables del local y las extranjeras, en San Fernando la investigación ha hecho hincapié en las circunstancias violentas que rodeaban la prostitución.