V. BECERRIL

ROMA. El presidente de la Comisión Europea, Jose Manuel Durao Barroso, no esperaba tener que tratar el tema de la inmigración en Italia durante su visita ayer a la ciudad de L´Aquila – la más afectada por el terremoto del mes de abril – para controlar el estado de las infraestructuras que acogerán el G8 en julio.

Pero en la rueda de prensa conjunta que ofrecieron, el presidente italiano, Silvio Berlusconi, comparó los centros de identificación y acogida de inmigrantes en Italia con los campos de concentración. «No querría decirlo, pero estos centros de inmigrantes se parecen a los campos de concentración; tanto es así que el Parlamento ha negado que la permanencia en ellos aumente a seis meses», dijo el «Cavaliere» ante un atónito Barroso.

La desafortunada comparación desató todos los interrogantes sobre el polémico «paquete de seguridad» aprobado el pasado 13 de mayo en la Cámara de Diputados italiana, que contempla el delito de inmigración clandestina y la prolongación de dos a seis meses del tiempo de permanencia en los centros de acogida.

Barroso no dudó en condenar toda política de «rechazo de inmigrantes » y solicitó una vez más el respeto del derecho de asilo político en la UE. Fue su manera sutil de referirse al reciente acuerdo entre Libia e Italia por el que las embarcaciones que salgan de las costas africanas y que sean interceptadas en aguas italianas serán escoltadas por buques italianos hasta el «puerto» de origen, sin opción a solicitar asilo en suelo europeo. En este sentido Barroso anunció la necesidad de crear una oficina internacional para examinar las peticiones de asilo político, porque la prioridad «es evitar las tragedias en el mar, sin violar el derecho de asilo».

Probablemente éste sea uno de los puntos en el orden del día de la cumbre de los jefes de Estado y de Gobierno de la UE del próximo 18 de junio.