EL ENCUENTRO DE DOS GENERACIONES DE CANTAORES El cantaor granadino inaugura hoy el Festival Flamenco Ciutat Vella, un día antes del debut como cantaor de su hijo Kiki

Morente & Morente

La Vanguardia, , 19-05-2009

TERESA SESÉ – Granada
Cada vez que la familia Morente –el cantaor Enrique Morente, la bailaora Aurora Carbonell, La Pelota, y sus tres hijos– viajaba de GranadaaMadrid, y lo hacía a menudo, en el radiocasette del coche sonaban a toda pastilla la Niña de los Peines, Pepe Marchena, Chacón, Caracol, cantaores viejos que el padre se agenciaba en las gasolineras a precio de saldo… y que los niños escondían, con escaso éxito, debajo de los asientos. Así las cosas, con el paso de los años cabían dos posibilidades: o aquella música los enloquecía o acabarían locos por ella.

Ganó la segunda, por suerte para el arte. Y hoy los ocupantes de aquel asiento trasero forman parte por derecho propio de la gran familia flamenca. Estrella, la instigadora de aquellos torpes escamoteos, tiene 29 años, una voz rebosante de saber y belleza, y su nombre suscita esa mezcla de respeto y admiración que se reserva a los grandes; de Soleá, a escasos metros de concluir la carrera de Filología Hispánica, cuentan y no paran quienes la han oído cantar, y ella misma sopesa dar un vuelco a su destino de catedrática; y José Enrique, Kiki,el pequeño, 19 años, empieza a dar sus primeros pasos solo sobre el escenario. Mañana debuta como cantaor en Barcelona, en el CCCB, dentro del 16 º Festival Flamenco Ciutat Vella, que hoy inaugura su padre en un inusual recital con Tomatito a la guitarra (www. flamencociutatvella.com).

Los Morente, padre e hijo, recuerdan aquellos viajes entre risas, en una soleada tarde que parece pedir siesta. En su casa del alto Albaicín granadino, un hermoso balcón sobre la Alhambra con un huerto de rosales, Enrique Morente explica sus inicios como cantaor autodidacta, mientras por el rabillo de sus ojos reidores vigila atento la corrida de toros de San Isidro – desde que es suegro de torero, Javier Conde, el marido de Estrella, dice que apenas pisa la plaza, pero no ha perdido afición. Mientras, por el salón del que cuelga un traje de luces de su yerno, junto a un imponente óleo de José María Sicilia, Kiki vay viene junto al guitarrista Juan Carmona, nieto del gran Juan Habichuela, con el que desde niño comparte juegos y hoy es su pareja de escenario. A ratos se encierran a ensayar – tímido, no lo sabe, pero la voz se cuela feliz por una puerta entreabierta-,y a ratos se unen a la charla.

“Respeto y credibilidad”, responde el maestro cuando se le pregunta por la gran conquista del flamenco, y, guasón, se muere de risa al recordar la picaresca de los flamencos que sobrevivían gracias a las fiestas de los señoritos y se hacían coser bolsillos de plástico que luego llenaban de croquetas o arrojaban granos de arroz al traje del anfitrión para que, al despertar, creyera que la paella de la que acababan de dar cuenta en realidad se la había zampado él. “Si tuviera dinero contrataría artistas y yo me sentaría en el salón de casa, a escuchar”, bromea.

Enrique Morente es junto a Paco de Lucía la principal figura del flamenco actual, un creador arriesgado y visionario, generoso e inteligente, que asombra con cada nuevo trabajo. Si hubo un tiempo en que lo difícil para un joven que empezaba era cantar flamenco sin sonar a Camarón, hoy todos miran al maestro. No debe ser fácil cantar siendo su hijo. “Para mí es lo más grande que hay, pero claro… a veces escucho a Enrique Morente ya veces a mi padre, no sé si me entiendes…”. Ni a uno ni a otro deja asistir a sus recitales, desde que debutara hace dos años en la Bienal de Málaga. “No podría cantar”, confiesa, y aclara que “en esta casa el flamenco es como el comer, algo necesario”. Así que su elección tenía algo de inevitable, aunque sus primeros tanteos tuvieron que ver más con la guitarra (todavía hoy va a todas partes con ella), desde que con cuatro años su padre lo apuntó a un conservatorio de música – para persuadirlo se matriculó él también, “será la primera y única academia que he pisado en la vida”. La voz es un regalo de su madre, a la que – revela-se puede escuchar en una saeta que insertó al final de Gerni-Irak,de su disco, Picasso de Málaga.

Observa los primeros pasos en solitario – a él lo acompaña desde hace años y ya metió la guitarra en el disco Mujeres de Estrella-desde media distancia, con la confianza de que, como su hermana, “sabrá salir del atolladero con inteligencia”, admirando “su personalidad única”; y dando libertad – “cómo no, si yo me la he tomado toda la vida”-aún temeroso de los peligros de un mundo “bronco” como el del flamenco. “Cuando debutó Estrella, un amigo me llamó y me dijo ´he visto a Estrella en Barcelona y tiene que matar al padre´. ´Me parece muy bien, le dije, pero es que el padre soy yo…´”.

VEA EL PROGRAMA COMPLETO DEL FESTIVAL EN www. flamencociutatvella. com
Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)