«¡Qué alegría se lleva la gente de Senegal cuando le hablan en wolof!»

El Correo, T. ABAJO, 18-05-2009

«Solicite atención en su idioma», sugiere el cartel colocado junto a la ventanilla del centro de distrito de Ibaiondo, el más cosmopolita de Bilbao. En cinco minutos pasan por las oficinas un polaco, un libanés, un brasileño y un argelino. Ahora le toca el turno a Hamid Bazine. El joven marroquí de 22 años, lleva cuatro en España y se maneja bien en castellano, pero para hacer gestiones sobre el padrón se siente «más cómodo» hablando en árabe. Esta es una de las 24 lenguas oficiales que ofrece el sistema de intermediación lingüística, algunas de las cuales resultaban desconocidas para los funcionarios. Hamid se pone el auricular, conectado a un teléfono móvil, y selecciona el idioma para ponerse en contacto con un intérprete. La traducción simultánea permite resolver la consulta en un par de minutos.

«Las personas mayores son las que más lo agradecen. Antes venía la abuela, el padre, el hijo que está en el colegio… se formaban corrillos y aun así, pasábamos apuros para entendernos», recuerda el director del centro, Ángel Lorente. El año pasado se hicieron más de 150 consultas con el sistema desarrollado por la empresa guipuzcoana Dualia, que se ha extendido a los hospitales y a otras administraciones. Los idiomas más demandados son el chino y el árabe, aunque llama la atención el wolof, hablado en Senegal, Gambia y Mauritania. «Aquí hay un grupo importante de senegaleses y piensan que les van a atender en francés, el idioma oficial. ¡Se llevan una alegría cuando escuchan su lengua materna…!».

En Bilbao residen unos 25.000 ciudadanos extranjeros, el 7% de la población empadronada. Los que no son europeos deben renovar la inscripción cada dos años. Todos conocen la palabra padrón «aunque no sepan exactamente lo que supone». La traducción simultánea, disponible en todos los centros de distrito y en las oficinas de centrales de padrón y de atención ciudadana, les ayuda a resolver ese trámite y los cambios de domicilio, a matricularse en cursos y talleres o a recurrir multas de la OTA. «También nos lo piden para la vida laboral o para arreglar los papeles del coche, pero eso no lo hacemos nosotros», comenta la subdirectora de atención ciudadana, Reyes Isusi.

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