Diez inmigrantes haitianos, incluido un niño, murieron ahogados frente a Boynton Beach, en la costa este del estado de Florida (EE UU), al zozobrar la embarcación que según la guardia costera estadounidense partió de las Bahamas con treinta personas, entre ellas varios menores y una embarazada. Los servicios de emergencia rastrearon ayer las aguas cálidas del estrecho donde pudieron rescatar a dieciséis supervivientes, que llevaban a la deriva más de diez horas.

«No sabemos cuántas personas están desaparecidas», dijo el capitán Jim Fitton, del servicio de Guardacostas, en una conferencia de prensa al caer la tarde en Miami. «Seguiremos buscando durante toda la noche hasta asegurarnos de que no queda alguien por ahí», prometió. En base a los testimonios de los rescatados, las autoridades afirman que fue una operación de tráfico de ‘ilegales’ fallida. La sobrecargada lancha blanca de dos motores zozobró tras colisionar la madrugada del miércoles. Sólo ocho pasajeros tenían salvavidas. Los equipos de rescate entraron en acción horas después, cuando un barco de paseo avistó a tres hombres flotando. Presumen que viajaban en la misma patera otros dos inmigrantes – uno ya muerto – que aparecieron en las costas a unos 25 kilómetros del naufragio.

A diferencia de los cubanos que llegan a Estados Unidos, los balseros de otras nacionalidades son deportados a sus países de origen. Líderes de los 30.000 haitianos que viven en el gigante norteamericano esperan que Washington les de protección temporal porque, a raíz de los huracanes y los desastres naturales del año pasado, muchos habitantes de la isla dependen de las remesas enviadas desde EE UU por sus familiares. Desde octubre de 2008, unos 1.400 haitianos ‘sin papeles’ han sido interceptados por los Guardacostas, una cifra muy superior a los 972 localizados en el mismo periodo del año anterior.