En la terminología que emplean los educadores sociales que atienden a las personas en riesgo de exclusión social, lo de Mikel era un caso crónico. Llevaba décadas en la calle, sin hogar. Merodeaba por Bilbao sin llamar la atención, tranquilo, «sin molestar»… Asiduo del albergue de Elejabarri, a este joven de 43 años se le paró el corazón el pasado fin de semana mientras dormía al raso en el frontón de Rekalde, con la sola protección del alero de la ruidosa autopista sobre su cabeza. Era su único techo. Ayer, un centenar de inmigrantes y miembros de diversas ONG le rindieron un pequeño homenaje junto a las torres de Isozaki y demandaron «más medios» para atender a aquellos que carecen de hogar.

«La muerte de Mikel, como la de tantas otras personas últimamente – al menos han fallecido diez indigentes en los últimos dos años – , ha pasado totalmente desapercibida para la ciudadanía. Se trata de un hecho luctuoso que, por desgracia, no deja de suceder», advirtió Miguel Navarro, miembro de BesteBi, una coordinadora integrada por una decena de asociaciones – entre ellas Cáritas, Emaus y Cear – que tratan de echar una mano a las personas que viven en la calle en Vizcaya. «Exigimos a las instituciones que, en cumplimiento de la ley, promuevan equipamientos suficientes para atender adecuadamente a las personas que peor están, porque ellas también pertenecen a nuestra sociedad y como ciudadanos que son deben ser atendidos de manera adecuada y digna», insistieron.

Durante varios minutos, los manifestantes permanecieron en silencio en señal de duelo. Y algunos de los presentes recordaron a Mikel como alguien «solidario y generoso». Llevaba un tiempo enfermo. Y en la madrugada del pasado domingo «dijo encontrarse mal». Se fue a descansar a los frontones de Rekalde. Varios conocidos se preocuparon por su estado. «Estaba frío y pálido», relataba una de las personas que dio la voz de alarma. Una ambulancia le trasladó al hospital, pero los médicos sólo pudieron certificar su muerte.

Alerta por la crisis

«La calle deteriora mucho», aseguró Miguel Navarro. «Desgasta física y psicológicamente», añadió. «Se ha ido una persona de gran corazón», resumía un ‘sin techo’ que también acudió a la protesta. «Era un forofo del Athletic y no ha podido ver esta gran final», concluyó.

BesteBi aprovechó la concentración para alertar de que la crisis está colocando a muchas familias en una situación muy delicada. «En la actual coyuntura económica, los sectores más vulnerables de la población son los que sufren las consecuencias más dramáticas de la misma. Por ello, se deben redoblar los esfuerzos desde los poderes públicos para dar una respuesta adecuada».