«El objetivo es eliminar cualquier tipo de comportamiento xenófobo». Ésta es la declaración de intenciones con la que el colegio público Ramón y Cajal afronta su quinta Semana Intercultural. Durante éstos días el centro se convertirá en una especie de torre de Babel donde cada uno podrá mostrar a los demás lo más característico de su país de origen. Gastronomía, folclore, vestimentas y costumbres, de hasta 13 países distintos se dan cita.

El centro acoge a más de un centenar de inmigrantes (62 marroquíes, 31 bolivianos, 13 rumanos, 11 ecuatorianos, tres chilenos, 2 argentinos, un noruego, un alemán, un italiano, un británico, un guatemalteco y un argelino), y otros tantos de raza gitana.

La convivencia entre culturas es el principal reto de los educadores, que en esta edición han preparado actividades para «facilitar la integración y socialización de los alumnos», según comentó el director del centro educacional, Eduardo Peñalver.

A lo largo de la semana, los alumnos y los profesores han preparado un mercado solidario con productos típicos de cada país, talleres de escritura árabe, cuentacuentos, títeres, un pequeño festival de música y baile y todo tipo de juegos cooperativos con la participación de todos los alumnos del centro.

El alcalde, Juan Ramírez, asistió ayer a la jornada inaugural en la que degustó varios platos característicos de cada uno de los países representados y presenció un baile flamenco protagonizado por varios alumnos de raza gitana.

Tras los actos, el primer edil alabó la iniciativa del centro «por hacer un esfuerzo por la integración de los alumnos» y recalcó que Águilas «siempre ha sido una Ciudad integradora y donde se puede convivir en paz».

También asistió Josefa García, edil de Servicios Sociales, a quien unas alumnas marroquíes realizaron un dibujo de Henna muy característico de su país en el brazo.