La crisis dispara hasta un 40% la demanda de cursos de formación ocupacional
Numerosos trabajadores afectados por un ERE utilizan el paro para mejorar su currículo
El Correo,
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11-05-2009
«Hemos detectado que viene mucha más gente que en 2008 a interesarse por los cursos de formación». Lo dice Ismael Barbero, el responsable de las relaciones con las empresas en Jesús Obrero. No se trata de una apreciación personal. Su afirmación es compartida por todos los centros que imparten estas enseñanzas no regladas, dirigidas a personas desempleadas, en el caso de la formación ocupacional, o a todo tipo de trabajadores, si se trata de la continua.
Para reafirmar sus palabras, Ismael Barbero ofrece datos. «Durante el primer semestre del año pasado tuvimos 545 matrículas. De enero al pasado 21 de abril, había registradas 764», es decir un 40% más en dos meses menos. La explicación a este importantísimo incremento no es otra que la grave crisis económica que, de manera incomprensible para los ciudadanos de a pie, genera una sucesión de expedientes de regulación de empleo.
De hecho, más de 10.000 trabajadores alaveses están ya afectados por EREs en vigor. El Gobierno vasco ha aprobado, de enero a marzo, 83 expedientes que afectaban a 5.845 operarios. A ellos hay que sumar los que han recibido luz verde en abril, entre ellos los de empresas tan significativas como Tubacex, Tubos Reunidos o Hegal (antingua Gamesa). Además, hay que contabilizar al menos 1.400 correspondientes a regulaciones de finales del año pasado pero todavía vigentes.
Ante una perspectiva de desempleo temporal y la incertidumbre que genera el futuro, son muchos los trabajadores «que tratan de mejorar su currículo», señala Javier Pozo, coordinador de los programas con las empresas de Diocesanas. Y es que también en los centros de enseñanza dependientes del Obispado se ha detectado un importante incremento de la demanda de cursos. «Las personas no quieren estar sin hacer nada. Por ello, si no tienen una actividad laboral, buscan una formativa».
El Ayuntamiento de Vitoria, con un potente departamento de Empleo y Formación, del que dependen los centros Ignacio Ellacuría y el de Tecnologías de la Información y la Comunicación (CETIC), también da fe de esta ‘fiebre’ por estudiar. La concejala del área, Isabel Martínez, comenta el destacable incremento de las solicitudes para realizar tanto cursos monográficos, consistentes en enseñanzas muy concretas de corta duración y gran interés profesional, como estudios de la típica formación ocupacional, dirigida a mejorar la inserción laboral de los parados.
«Toca reciclarse»
La corporativa del PSE ofrece un dato. «En el primer trimestre se han puesto en marcha unos 35 cursos ocupacionales, el triple de los dispuestos el año pasado en las mismas fechas», señala. Y añade que «ahora se piden estudios más cualificados porque la gente quiere mejorar su currículo».
El responsable de la formación continua en el instituto público Mendizabala, Raúl Jiménez, no tiene cuantificado el incremento de la demanda. Sin embargo, no tiene dudas de que supera el 30%. A las explicaciones de sus colegas de otros centros, añade que los trabajadores inactivos, ya sea por despido o como consecuencia de un expediente, buscan actualizar su formación. «Ven que toca reciclarse porque ya no surgen ofertas de trabajo en cualquier cosa». Esta situación explica que se esté produciendo un nuevo perfil de alumno: el del inmigrante. El ‘crack’ del ladrillo ha llevado a este colectivo, hasta hace poco empleado mayoritariamente en la construcción, a prepararse «para encontrar empleo en otros sectores».
Este fenómeno explica también el aumento de la edad de los alumnos de enseñanzas no regladas. En los últimos meses, la media de edad empieza a acercarse a los cuarenta, cuando hasta ahora el 95% era muy inferior.
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