Ciudad Tecún Umán. Hechos aberrantes son cometidos contra migrantes centroamericanos indocumentados que buscan llegar por tierras mexicanas a Estados Unidos.

Al menos ese es el resultado de un monitoreo efectuado hace poco por la Casa del Migrante en Tecún Umán, acerca de violaciones a los derechos humanos de migrantes centroamericanos, hombres y mujeres, “que son víctimas de robo, secuestro, chantaje, abuso sexual, servidumbre y esclavitud”.

El documento fue presentado recientemente por aquella entidad a las autoridades y operadores de justicia en Guatemala.

Ana Cecilia Pérez Cruz, de la Oficina de Derechos Humanos de la Casa del Migrante, expresó que la mayor parte del informe corresponde a estadísticas del 2008, pero también tiene cifras de los cuatro primeros meses del 2009. “Los números son alarmantes”, declaró.

La información fue obtenida de indocumentados deportados de México, atendidos por esta casa. “Narraron episodios horrendos, que han tenido que vivir en el intento de llegar a EE. UU.”, agregó Pérez Cruz.

El sacerdote Ademar Barilli, director de la Casa del Migrante, manifestó que el calvario de los indocumentados de Nicaragua, El Salvador y Honduras empieza en su propio país, porque autoridades les exigen dinero para salir, lo cual se intensifica en Guatemala y México.

En Guatemala predomina el cohecho activo, y la más acusada de practicarlo es la Policía Nacional Civil.

Mario Pérez Molina, educador de esa entidad, hizo un llamado a gobiernos y autoridades de Guatemala y México, pues éstas son las más sindicadas de abusos contra ilegales.

De acuerdo con la información, los migrantes buscan la forma de obtener documentos ilegales, los cuales les son ofrecidos en Ayutla y Catarina, San Marcos y en la capital.

En México los obtienen en varios municipios de Chiapas, fronterizos con Guatemala, en especial Suchiate y Tapachula.

Además, los centroamericanos hacen pagos ilegales en las fronteras de Aguascalientes, Honduras – Guatemala, y Ciudad Tecún Umán, Guatemala – México.

Por si eso no fuera suficiente, en México los secuestran para exigir dinero a familiares en los EE. UU. o de su país de origen. A la vez, son obligados a trabajar por la fuerza para los plagiarios, quienes han encontrado en los migrantes una manera fácil de enriquecerse.