La inmigración y la fortaleza
La Vanguardia, , 07-05-2009Baltasar Porcel
Dar trabajo y asistencia a todos cuesta, pero Cabré insiste en que en ello reside nuestro futuro
De nuevo, las aguas del comentario, la legislación, se precipitan en torno a la inmigración. Y no en vano, pues se trata de una cuestión básica. Aunque envuelta en excesivo humo apocalíptico, por lo que reconforta hallar una opinión autorizada como la de Anna Cabré, demógrafa de la Universitat Autònoma yde trayectoria internacional, que, en una entrevista de la revista L´Avenç de abril, lo enfoca con optimismo. Así, cree que Catalunya, con su escasez de nacimientos, pudo crecer en población y riqueza durante el siglo XX, y en el XVIII, también gracias al flujo migratorio. Habiendo sido capaz de integrar identitariamente a los recién venidos, por medio de una serie de elementos y valores culturales amplios, que van desde el idioma, complejo y absorbente tejido creador de mundos, al eufórico Barça, pasando por el pa amb tomàquet y la fe en el trabajo, con lo que supone de impulso social. A la clásica y a menudo enconada pregunta de ¿qué es Catalunya?, Cabré contesta: “Una fábrica de hacer catalanes, pues nuestro factor hereditario es menor que el de alud y conjunción colectivos”. Luego, los hijos de catalanes en el extranjero a menudo dejan de ejercer como tales, mientras los descendientes de los llegados se incorporan a la ciudadanía que aquí alienta. Sin que debamos padecer en esencia porque su número sea elevado, aunque ello comporte trabas coyunturales, pues el sistema funcionará mientras lo hagan la escuela, la idea del trabajo y de la igualdad, pese a las políticas anticatalanas excluyentes en cualquier sentido. Y España no obstante sus inquinas ha resultado ahí mejor que Francia, además de que el idioma español avanza en el mundo, mientras que el francés retrocede. Y añade Cabré que, obviamente, cuantos más seamos más fuertes seremos, y que nunca habíamos tenido tantos factores a favor, públicos o mediáticos.
Por ello, es evidente que dar trabajo y asistencia a todos cuesta, que surgen problemas de orden vario, pero insiste en que también en ello reside nuestro buen futuro. Y si ante el alud migratorio que se nos venía no pudimos ser previsores, no vayamos a repetirlo acosados por temores tan reales como fantasiosos. Facilitemos, pues, el camino a quien desea regresar a su origen, pero no vetemos ni echemos a la gente como principio.
Además, no se emigra sólo por pobreza, sino también por clima cultural y moral, para acceder a horizontes más libres y creativos. El mundo y las personas se rehacen, no somos meros escualos ciegos y agresivos en un foso marino, aunque a veces lo pretendan hasta nuestros padres, y sin duda tantos sistemas económicos y políticos opresivos.
Y si en su día pude facilitar la edición del estudio clave de Anna Cabré, El sistema català de reproducció,celebro volver sobre su inteligencia realista, luego esperanzada.
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