Los menores extranjeros son ya 120, el cuádruple de las plazas del nuevo centro
El edificio se estrenará a mediados de mes con 30 camas, pero la masiva llegada de jóvenes ya lo hadejado pequeño
El Correo,
,
03-05-2009
El goteo es incesante y está poniendo contra las cuerdas a la Diputación. El fenómeno de la llegada de menores extranjeros no acompañados sigue al alza con unos registros que están desbordando al Servicio del Infancia del Instituto de Bienestar Social (IFBS). Según ha podido saber EL CORREO, ya son 120 los jóvenes inmigrantes que se encuentran bajo el paraguas foral, el número más alto de la historia de la provincia – a finales de 2007, sólo había 20, y el pasado diciembre, un centenar – . Todo ello, en puertas del verano, una época en la que se registran los mayores picos.
Una de las soluciones llegará a mediados de mes, cuando entre por fin en servicio el nuevo centro, ubicado en el complejo que la Fundación Molinuevo tiene en la calle San Ignacio de Loyola, en el barrio de Coronación. Pero antes de que se ponga en funcionamiento, la masiva llegada de jóvenes ya lo ha dejado pequeño. Y es que las instalaciones, en el que se han invertido 1,6 millones de euros, pueden acoger a un máximo de 30 jóvenes, separados en dos módulos independientes.
Todavía no hay fecha concreta para su apertura, pero el propósito de la diputada de Política Social, Covadonga Solaguren, es que se produzca en «un par de semanas». Estaba previsto que sucediera antes, pero retrasos en la concesión de los permisos municipales han obligado a la Diputación a dilatar los tiempos. El complejo está casi a punto, tras colocarse las cocinas y el mobiliario de las habitaciones.
Su apertura, sin embargo, no supondrá ni de lejos una solución al problema de los menores inmigrantes, como así lo reconoció en una reciente entrevista a este periódico el director gerente del IFBS, José Luis Alonso. El centro no significará un aumento de plazas. En realidad, se trata de una permuta con las ahora existentes y que están concertadas a colectivos ajenos a la Diputación.
Ayuda de los religiosos
El principal balón de oxígeno se lo otorgó la orden de los benedictinos, que desde el verano pasado ha cedido varias dependencias del santuario de Estíbaliz para atender a una treintena de chicos. Algo similar hicieron los jesuitas, que ofrecieron ocho plazas en la llamada Casa Loyola. En teoría, la apertura de Molinuevo llevará aparejada el cierre de estos dos recursos, pero el continuo trasiego de estos menores – su número cambia día a día – , obliga a la institución foral a no descartar ninguna opción, como podría ser una nueva colaboración con los dominicos tras el verano.
El ‘efecto llamada’ denunciado por la Diputación sigue dominando el fenómeno de los menores que cruzan el Estrecho en solitario. Las cifras, además, revelan que Euskadi se está consolidando como destino preferente, con más de 800 chicos registrados. En lo que respecta al territorio alavés, el equipo de Solaguren reconoce estar al borde del «colapso» e insiste en que el Gobierno central es el que debe tomar cartas en el asunto estableciendo unos cupos de reparto para que cada provincia acoja a un número determinado de extranjeros en función, por ejemplo, de su población.
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