«No tiene ningún sentido hablar de racismo»

El Correo, U. M., 25-04-2009

Miguel Macías vivió ayer su día más ajetreado desde que trabaja para La Naval. Como presidente del comité de empresa, le tocó encauzar primero la tensión del bloqueo y negociar luego con la dirección para lograr un acuerdo y presentárselo a los trabajadores. Es optimista y confía en alcanzar una inminente solución.

- Aunque sin barricadas, se han vivido momentos muy tensos.

- Venimos de unos años buenos, pero la carga de trabajo ha bajado en los últimos meses y es comprensible que los trabajadores reclamen su derecho ante una competencia que resulta desleal. En la última semana, ha habido casi cuarenta despidos. Y varios han afectado a operarios con ocho o diez años de experiencia.

- ¿Por qué?

- Algunas empresas cierran la contratación de extranjeros en sus países de origen, con un menor salario y unas condiciones ventajosas que aquí no pueden obtener.

- ¿Existe mucha diferencia?

- Sólo en lo que al sueldo respecta, casi el doble. Los inmigrantes cobran en torno a siete euros la hora y los autóctonos, unos catorce. Además, los extranjeros tienen menos trabas sociales y familiares, por lo que están dispuestos a trabajar más horas y los fines de semana.

- ¿Afecta a todas las nacionalidades por igual?

- Se da sobre todo en el caso de los rumanos y los polacos.

- ¿Todas las subcontratas del astillero recurren a esta práctica?

- Apenas una quinta parte de las más de veinte que existen. En las demás prima la presencia de obreros locales.

- Hay quien ve ciertos tintes racistas en la protesta.

- No tiene ningún sentido. En La Naval llevamos años conviviendo con personal laboral de otros países y nunca hemos tenido problemas. No es su origen lo que molesta, sino la competencia desleal que promueven las empresas.

- ¿Hay solución?

- Confío en que sí. La mayor parte de la plantilla parece satisfecha con el acuerdo de la equiparación laboral, aunque la situación es distinta en cada empresa auxiliar del astillero.

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