La inseguridad y los «cupos» de detenciones fuerzan el relevo de la delegada del Gobierno
ABC, , 23-04-2009El pasado martes, a primera hora de la tarde, Soledad Mestre recibía desde Moncloa la llamada que le confirmaba lo que ya hacía días que sabía: le destituían como delegada del Gobierno en Madrid. Para muchos – periodistas y miembros de los Cuerpos de Seguridad – , era un secreto a voces que se venía perpetuando desde las pasadas elecciones generales. Ahora, ya está confirmado. Su sustituta será la leonesa Amparo Valcarce, hasta ahora secretaria de Estado de Política Social.
Soledad Mestre García llegó a Miguel Ángel, 25, en mayo de 2006, después de que Constantino Méndez dimitiera. La designación entonces como la nueva delegada del Gobierno caía sobre la hasta entonces portavoz de Justicia e Interior del Grupo Socialista en la Asamblea de Madrid. Se habló entonces de que Rafael Simancas fue quien le dio el impulso al cargo. Es precisamente ahora, justo después de la última remodelación del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero – con la asunción de las competencias de las Delegaciones del Gobierno por parte de la vicepresidenta primera, María Teresa Fernández de la Vega, y el nombramiento de la nueva ministra de Sanidad y Política Social, Trinidad Jiménez – , cuando Moncloa ha movido ficha.
Ya lo intentaron hace un año, con la reelección de Zapatero como presidente, pero las puertas a las que tocaron no se abrieron: Cristina Narbona, ex ministra de Medio Ambiente, y Adolfo Navarro, diputado regional. Además, dicen, Rubalcaba se empeñaba en mantenerla en el cargo.
Pero lo verdadero es que estos tres años han estado marcados por una intensa actividad de la que, en algunos casos, Mestre no ha salido bien parada. Poco amiga de aparecer en los medios de comunicación, ha tenido que gestionar con las diferentes oleadas de «alunizajes» en Madrid. La de las Navidades de 2007 fue la peor, pero bien es cierto que se están produciendo en las últimas fechas una serie de robos con fuerza por este método que han vuelto a poner el acento en la inseguridad en los comercios.
Luces y sombras
No han sido tres años fáciles, no. Ni tampoco todo ha sido polémica. La Policía Nacional emprendió con éxito la llamada operación «Coslada» o «Bloque», la mayor presunta corruptela policial, con 26 agentes locales imputados. También durante este tiempo cayó el atracador de bancos Jaime Jiménez Arbe, conocido como «El Solitario», otro acierto.
Pero el cargo de delegado del Gobierno, y más en una región como Madrid, no es nada lucido. Mestre siempre ha recurrido a las estadísticas – la delincuencia bajó el último año – , aunque se le criticaba su interpretación de éstas. Por ejemplo, del repunte de homicidios durante 2008, un total de 73, frente a los 60 del año anterior.
Dicen que por la boca muere el pez, y las declaraciones que hizo en octubre pasado, durante la Junta Local de Seguridad de la capital, advirtiendo de un repunte de la delincuencia en el primer semestre de este año debido a la crisis económica y al incremento del paro irritaron a sus superiores. Y más, cuando las repitió meses después.
El último gran aldabonazo en su puerta fue la polémica de los cupos de detención de inmigrantes irregulares por comisarías. Ella negó por activa y por pasiva que hubiera dado semejante orden – y llevaba razón – y defendió en todo momento la labor policial, enmarcada dentro de la legalidad. Pero la realidad es que el asunto llevó a dar la cara al mismísimo ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, quien se desmarcó de la orden, salvándole el cuello también al secretario de Estado – de quien se supone que partió la iniciativa – y al mando único de la Policía y la Guardia Civil.
También, desde el asesinato del ultraizquierdista Carlos Palomino, de 16 años, en noviembre de 2007 en el Metro de Legazpi, no han parado de arreciar críticas a Mestre por autorizar manifestaciones de antisistema y ultraderechistas, alguna de ellas el mismo día, lo que ha provocado incidentes literalmente incendiarios en las calles. La actuación policial en el asalto a la sede de la Policía Municipal en Montera también le acarrearon numerosos reproches.
Soledad Mestre, a quien sitúan en un futuro cercano como alto cargo en el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif), dependiente de Fomento, mantuvo unas pésimas relaciones con el anterior jefe de la Policía Nacional en Madrid, Enrique Barón, que se pasó a la Comunidad. Con el actual, Carlos Rubio, tampoco eran precisamente muy buenas.
El SUP manifestó que Mestre ha «pasado» de ellos «olímpicamente». La UFP afirmó sobre su salida y la llegada de Valcarce: «Cualquier persona mejor que Mestre, queremos alguien que nos escuche».
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