Gorka y su madre Garbiñe han vivido un verdadero calvario por culpa de los dos hermanos detenidos. «Lo que ha pasado mi madre ha sido un auténtico tormento. No hay derecho a que dos mocosos de 21 y 17 años amenacen tu vida, digan que van a quemar la casa y no sé cuántas cosas más. Y encima, cuando les detienen y salen del juzgado, vuelven a arremeter contra mi madre. Ya le dije al juez que si no adoptaba ninguna medida, le denunciaría. Al final ha dictado una orden de alejamiento y los arrestados no pueden acercarse a menos de 500 metros», afirma Gorka, que ha tenido que trasladarse a vivir con su madre para poder protegerle.

El hijo relata que los detenidos pertenecen a un problemática familia de etnia gitana. «Llegaron a Arrasate hace algo más de un año. Se instalaron en el mismo caserío que vive mi madre, en San Josepe. Es un edificio que alberga cuatro viviendas. Al poco de instalarse, uno los vecinos tuvo que marcharse porque no podía soportarles. Durante este tiempo han hecho lo que han querido: quemaban cobre, plásticos, lo dejaban todo sucio. Esta zona ya no es lo que era antes de su llegada», afirma Gorka.

El hijo de la mujer asediada explica que la Ertzaintza sigue los pasos de esta familia desde hace catorce años. «Llegó de San Sebastián porque ya allí era conflictiva. Y aquí sigue siendo igual. Llevan sin pagar el alquiler de la casa no sé cuántos meses y ellos andan con no sé cuántos coches», señala.

Gorka destaca el carácter violento de uno de los detenidos, el mayor de edad. «Ha llegado a amenazar con una escopeta. Dicen que padece una ezquizofrenia. Pero habrá que hacer algo con él. Nosotros ya no podemos correr más riesgos», dice el hijo.